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Tribuna:LA DEFENSORA DEL LECTOR
Tribuna
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Apalear y matar a un perro sí es un acto violento

El estilo desenfadado de una crónica o reportaje puede resultar, a veces, ofensivo para muchos lectores, sobre todo cuando en medio de la información se deslizan afirmaciones polémicas o poco afortunadas que parecen responder más a la opinión del autor que a los datos de la noticia.

Es el caso de la crónica titulada Cadena perpetua por matar a su perro, enviada por Javier del Pino desde Washington -página 37 de Sociedad, 7-6-2004-, en la que relataba cómo un hombre había sido condenado a cadena perpetua en California (EE UU), donde rige la ley de "los tres delitos", que impone penas de entre 25 años y cadena perpetua a quien cometa tres delitos violentos. El protagonista de la crónica, un maleante condenado dos veces con anterioridad, cometió un tercer delito violento, matar a su perro, y por ello le fue aplicada la ley californiana. Resultado, probable cadena perpetua.

Del Pino contaba el caso, extendiéndose en cómo, en Estados Unidos, la preocupación por las mascotas se ha convertido en "una obsesión enfermiza", y explicaba el sistema legal de California, al tiempo que afirmaba que, en dicho Estado, "el tercer delito que colma el vaso de lo permisible no ha de ser necesariamente violento. Cualquiera vale. Incluso matar un perro". El corresponsal no ahorraba luego los escabrosos detalles de cómo el agresor había golpeado salvajemente al animal con un palo de golf -por cierto, una hembra a quien había puesto el nombre de su novia, con quien había discutido- antes de cortarle la cabeza.

José Antonio Pérez, de Madrid, manifiesta su profundo desagrado por el estilo de la crónica de Del Pino: "Estoy en desacuerdo con las leyes penales estadounidenses, su pena de muerte y metodología de 'a la tercera, la perpetua'. No obstante, el estilo pretendidamente desenfadado del narrador resulta ofensivo para la sensibilidad de muchas personas, al considerar que matar un perro no es un acto violento. Toda matanza de un ser vivo, sea o no voluntaria, es un acto violento". Y añade el lector que el acto no parece precisamente una eutanasia clemente. "Si golpear a un animal con un palo de golf, clavarle una estaca y cortarle la cabeza con unas tenazas de jardinero no es un acto violento, que aclare cuál es su concepto de la violencia. Del Pino ofende a un creciente sector de personas que consideran a los animales 'personas no humanas'. No se trata de 'señoritas con pamela de la protectora de animales', como se suele ridiculizar a esta gente, sino de gente ilustrada que conoce a fondo la ética".

Opinión del periodista

En similares términos han protestado Concha González Ambite; Beatriz Alonso de Pedro, "reflexionen sobre su forma de escribir, el lenguaje que se emplea en un medio de comunicación es muy importante", y Elvira Domingo Ortiz, quien también confiesa su rechazo a la ley de California, pero añade que se sintió "golpeada en los ojos y en la mente" por la declaración que hacía Del Pino al no considerar "necesariamente violento" el matar a un perro. "Creo que es la opinión del periodista que se ha deslizado en la información. Nunca hubiera pensado que este corresponsal -al que por cierto sigo de cerca y con el que suelo coincidir bastante- podía hacer una afirmación así. Hoy ya nadie discute que matar a un perro, y más como se describe en la crónica, es un acto violento. Francamente, creo que es un párrafo muy triste que nunca debió publicarse en EL PAÍS".

Javier del Pino admite sin ambages que los lectores tienen razón. "Preocupado por destacar el desprecio hacia la figura de la reinserción en el sistema jurídico californiano, la redacción de esa frase carecía de la más mínima sensibilidad hacia la vida del animal. La gramática empleada daba por establecido que en la narración sólo había una víctima cuando en realidad había dos. Demostrada mi culpabilidad, sólo me cabe presentar una circunstancia atenuante. La definición de 'delito violento' en el sistema judicial estadounidense establece cuatro categorías: asesinato (a personas), violación, robo y assault, que en los diccionarios jurídicos españoles se interpreta como 'violencia o agresión física contra las personas, intentada o amenazada'. El acto deplorable de matar a un animal no entra en ninguna de estas categorías, sino que tiene una propia, la de crueldad contra los animales. Lamentablemente, en muchos estados de EE UU esa aberración ni siquiera es un delito, es una falta".

"Lo que hizo James Abernathy", explica Del Pino, "no entra, por tanto, en la definición de 'delito violento', aunque era un delito en California y es un insulto contra la inteligencia no admitir que era violento. Haber explicado esto con un grado menor de torpeza me habría ahorrado algunos adjetivos sugeridos amablemente por los lectores para definir mi capacidad profesional o mi estatura ética. El artículo, sin ánimo de añadir elementos de demagogia al debate, pretendía documentar que éste es un país de contrastes en el que hay desde pastelerías para perros hasta leyes redactadas específicamente en contra de la reinserción. La noticia tuvo un giro más en los últimos días: un juez determinó que el acusado estaba en su sano juicio cuando mató al perro. El fiscal da por hecho que logrará la cadena perpetua".

Gráficas locas

Los procedimientos automáticos son origen de frecuentes desastres en los periódicos. En ocasiones los textos o los gráficos "enloquecen" y los resultados son patéticos o hilarantes. Claro, que detrás de la automatización, a la que los periodistas solemos echar las culpas de todo, siempre está el factor humano, como diría Graham Greene.

Un lector de Madrid, Ángel Redondo, comunica por teléfono a esta Defensora, entre sorprendido e indignado, que el gráfico -que se publica a diario- correspondiente al índice de la Bolsa General de Madrid del 9 de junio (página 64 de Economía) está mal, como sucede otros muchos días. "Dos o tres veces a la semana la infografía de la Bolsa de Madrid es incorrecta, el gráfico no se corresponde con las cifras, cada cual va por su lado, más bien en dirección contraria, parece de chiste... ¿Cómo es posible que cometan este error? ¿En qué está pensando el infógrafo?".

Efectivamente, esta Defensora ha podido comprobar cómo ese día, y algunos otros, la gráfica se había vuelto "loca". Tomás Ondarra, redactor jefe de Infografía, explica la causa. "Es cierto, las cifras no se corresponden con la gráfica, y damos las gracias al lector por advertirnos de un error en el que podemos caer fácilmente sin darnos cuenta, ya que se trata de un procedimiento mecánico y automático. Curiosamente, la gráfica era correcta, las cifras también, pero estaban en lugar incorrecto, es decir, la cifra del martes correspondía al lunes; la del miércoles, al martes, y la del jueves, al miércoles. El ordenador, al introducir la cifra del día cambia automáticamente la gráfica, pero previamente hay que quitar, manualmente, la cifra del primer día de la semana y añadir el último dato del día, que es lo que, por error, no hicimos. De ese modo las cifras quedan en desacuerdo con la gráfica. ¿En qué está pensando el infografista? Los datos de las bolsas llegan hacia las nueve de la noche, muchas veces el infografista está cerrando más de una docena de gráficos a la vez, y en las últimas semanas trabajando a contrarreloj con las páginas de las elecciones, la Eurocopa... Somos humanos y en el gráfico más sencillo ocurrió el error. Lo siento y lo asumo".

Los lectores pueden escribir a la Defensora del Lector por carta o correo electrónico (defensora@elpais.es), o telefonearle al número 91 337 78 36.

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