Éxito ganadero de Ortega Cano

Todo un lujo la novillada enviada por Ortega Cano. Bien hecha, cómoda de pitones y prieta de carnes. Fue novillada, además, estilosa en varas. Con algún novillo bravo de verdad, como el primero, que acudió hasta cuatro veces al caballo, lo sangraron de forma exagerada, pero llegó noble y muy templado al último tercio. De ese gran primero a los otros cinco el nivel se mantuvo en buen tono. En varas continuó la novillada brava y entregada. Y en la muleta, a excepción de alguno algo remiso, como el tercero, o distraído a la salida del muletazo como el cuarto, fueron novillos de triunfo sonoro.

Dos años sin vestirse de torero justifican una actuación voluntariosa, pero apenas lucida, de Carlos Barón. Al bravo y noble primero esta voluntad anduvo por encima de cualquier otra condición. Ya hizo bastante en mantenerse digno. Bendita la suerte de un torero con tan escaso bagaje que se encuentra con novillos tan nobles. De nuevo la voluntad y las buenas intenciones en Barón, hasta que se le desmoronó la ilusión.

En las antípodas de Barón, Miguel Ángel Perera. Un contraste crudo y duro. A una semana de tomar la alternativa, Perera dio la impresión de ser torero muy hecho. Una visible desproporción entre la poca entidad de su primero y el físico del matador hizo que la faena a ese novillo resultara casi como un juego. Pronosticada una lucha desigual, el trabajo de Perera fue apabullante. Seguridad, porte, pero quizás también excesiva suficiencia. Tanta superioridad le dio a la faena un cierto aire de frialdad. El novillo, el más chico del lote, también derrochó nobleza, aunque hizo sonar el estribo en varas y amagó con rajarse hacia el final de la faena. Labor de Perera que terminó con menos eco del esperado. Otra aplastante exhibición de Perera con el quinto. Tiró con sutileza del buen novillo en faena cargada sobre la mano izquierda, aunque todo con un cierto aire de excesiva superioridad.

Una grata impresión de madurez en Juan Ávila, que toreó muy bien con el capote a sus dos novillos. Abrochada su primera faena, tuvo compás y buen sonido. Con el sexto, otro de los novillos más destacados, lo cogió siempre de largo y se lo trajo muy embarcado. Fue faena de más coraje, muy salpicada de excelentes muletazos por los dos pitones.

Prórroga

La comisión de Cultura de la Diputación de Valencia aprobó, en su sesión de ayer jueves, prorrogar por un año la gestión de la empresa Ruedo Valenciano al frente de la Plaza de toros de Valencia. Con esta decisión, Ruedo Valenciano cumplirá en 2005 cuatro temporadas consecutivas como empresa de la plaza de Valencia.