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Ferrando insta a aunar esfuerzos para producir bienes de equipo y ganar autonomía industrial

Las cuotas empresariales apenas cubren un 30% del presupuesto de gastos de la CEV

Rafael Ferrando, presidente de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), puso al descubierto uno de los problemas clave que atraviesa la industria valenciana cuando instó ayer a los empresarios reunidos en la asamblea de la patronal provincial de Valencia a asumir "un cambio de cultura empresarial y de modelo de empresa" que exige "plantearse con rigor la fabricación de bienes de equipo para nuestros sectores industriales". Ferrando sugirió la concertación y el consorcio para "ir a un tamaño adecuado de empresas" capaces de asumir tales inversiones.

La CEV rescató a final de 2003 el 'leasing' del edificio de Músico Peydró

El informe que Ferrando sometió a la asamblea general alertó sobre la fragilidad de un crecimiento económico que se sustenta en el sector de la construcción y el consumo interno. El presidente identificó como densos nubarrones "dos circunstancias que no podemos controlar", el alza del precio del petróleo y la creciente competencia de China, India y el Sureste Asiático "que está cobrando proporciones impensables hace unos años". Y apostó por nuevas fórmulas para garantizar la competitividad de las empresas valencianas. "Necesitamos vender por calidad y eso implica disponer de maquinaria y tecnologías adecuadas e invertir en marca y diseño".

La nueva cultura empresarial que esbozó el presidente de la patronal "radica en implementar una gestión de calidad; en la formación sistemática y constante de trabajadores y directivos, porque el capital humano es la clave de la productividad; en la inversión en I+D+i; en el diseño y en el marketing". Y, en capítulo aparte, asumir la fabricación de bienes de equipo "porque estamos pagando precios muy altos al importarlos del exterior y eso nos resta autonomía".

La inversión que requiere embarcarse en la fabricación de maquinaria propia en lugar de importarla de Alemania o Italia, los grandes proveedores de la industria tradicional, exige un tamaño que desborda con mucho a la inmensa mayoría de pymes valencianas. "Hay que erradicar la idea de que nuestro competidor es el empresario ubicado a cien metros, porque este debe ser nuestro aliado en los mercados exteriores", insistió Ferrando.

El informe de Ferrando vino precedido de los detalles de la memoria de gestión a lo largo de 2003 que presentó ante la asamblea Enrique Soto, secretario general de la patronal desde septiembre de 2003, cuando sustituyó en el cargo a Pedro Coca, quien presentó su dimisión a raíz de los problemas derivados de la venta de un edificio de una fundación de la patronal en la calle Músico Peydró, de Valencia.

Las cuentas de 2003, que por primera vez en la historia de la CEV han sido objeto de una auditoría externa, arrojan un déficit ligeramente superior a los 100.000 euros atribuido a una serie de imprevistos: la indemnización de 45 días por año trabajado que recibió el secretario general saliente; el rescate del acuerdo de leasing del edificio en cuestión; los honorarios de los abogados que defendían a la CEV en un pleito penal relacionado con subvenciones para cursos de formación que fue archivado; y las aportaciones para la constitución de Valencia Port y de la Asociación Empresarial del Área Mediterránea, una entidad creada para defender el trasvase del Ebro que agrupa a patronales y cámaras de comercio del litoral mediterráneo desde Castellón a Almería.

La liquidación de los presupuestos de 2003 revela una de las debilidades estructurales de la CEV, que comparte con el resto de organizaciones patronales, y reside en la dependencia de los fondos europeos asociados a la formación profesional para mantener la actual estructura de la institución. Las cuotas empresariales apenas cubren el 30% del presupuesto total de gastos de la CEV. Solo los gastos de personal, por ejemplo, duplican las aportaciones de los empresarios.

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