Elecciones con triple lectura
La lectura de los resultados electorales y su elucidación posterior exige cuanto menos atención a la estadística y también al psicologismo. Quien más y quien menos arrima el ascua a su sardina en un ejercicio de evitar lo inevitable. En estas elecciones hay al menos tres escenarios de análisis: el europeo, el español y el valenciano. Y a ellos me voy a referir a continuación.
Europa como valor que va más allá de ser un mero refugio cultural con necesidad de tutelas tiene dificultades. El porcentaje del 44,2% de la Europa de los 25 es una cifra para la reflexión.
Pero los resultados son los resultados y en estas elecciones, en la Unión Europea ha ganado el Partido Popular Europeo y ha mejorado sensiblemente los resultados, al pasar de los 233 eurodiputados actuales a tener entre 247 y 277. Por su lado los socialistas europeos continúan muy lejos de los populares y su incremento, en el mejor de los casos es muy moderado. Por tanto una primera lectura en el ámbito superior y objetivamente reconocible, sitúa al Partido Popular en una situación inmejorable y consolida su modelo en el conjunto de la Unión, con espectaculares avances en países como Alemania donde la Democracia Cristiana ha más que duplicado en porcentaje a los socialistas.
Por otro lado, un análisis extendido entre los elucidadores de resultados, incorpora a los resultados electorales europeos el factor de aprobación o castigo para los gobiernos en ejercicio. Y así se ha visto en Francia, Inglaterra y en Alemania e incluso en España. En los tres primeros países el voto de castigo ha sido determinante con independencia del partido que ocupa el poder. En España la consolidación socialista que preveían las encuestas ha quedado muy lejos de las expectativas generadas en dos meses.
Si pasamos al ámbito estatal, el resultado 43,3% para el PSOE, frente al 41,3% del PP, es decir 25 y 23 diputados respectivamente, sirve para recordar que el despegue pronosticado queda lastrado por varias razones.
En primer lugar porque la diferencia de 5,46 puntos entre el PSOE y el PP en las elecciones del 14-M ha quedado laminada hasta condensarse en los 2 puntos de estos comicios. Es decir, en tan sólo dos meses, un periodo de gracia que acostumbran a pasar los gobiernos con importantes incrementos por la esperanza generada, la diferencia se ha reducido en 3,46 puntos, una cifra importante si tenemos en cuenta que aún no hemos llegado al momento de las negociaciones importantes como puedan ser presupuestos generales, que habrá que consensuar con ERC, IU y cuantos otros partidos y siglas están a la espera de que les llegue la hora de recibir el pago por los servicios prestados.
El PP se consolida en 11 de las 17 Comunidades Autónomas, mientras que el PSOE sólo lo hace en 5, y pierde además la emblemática Castilla-La Mancha, lo que significa que con los datos en la mano, y pese a los augures de desastre, el PP consolida sus posiciones y Mariano Rajoy encabeza el proyecto popular desde una posición de fortaleza en la que la Comunidad Valenciana continúa siendo la rampa de lanzamiento del proyecto popular.
En tercer lugar, una lectura valenciana. El PP incrementa todos los registros. Si en el conjunto del Estado el PP ha conseguido un 41,30%, en la Comunidad Valenciana lo ha superado hasta llegar al 49,78%, es decir 8,48 puntos superior. Por su parte el PSPV queda 1,18 puntos por debajo de sus compañeros estatales. Estamos ante la tercera derrota consecutiva de J. I. Pla desde que es secretario general del PSPV, con una sangría de votos que ya no alcanzan a taponar ni los resultados estatales. Desde 2003, su primera liza electoral, Francisco Camps y J. I. Pla han seguido caminos muy divergentes. Francisco Camps cuenta por victorias sus consultas electorales en la misma medida que Pla deja a los suyos al borde del abismo.
El PSPV, pese a su derrota en las generales del pasado marzo, vio en la mayoría estatal una espita por la que camuflar su incapacidad para afrontar los problemas. Ahora, con los 7,17 puntos de diferencia con que vuelve a aventajarle el presidente de la Generalitat, la espita se convierte en una vía de agua para el socialismo español. Pero vayamos a la nueva realidad iniciada en 2003 por el Presidente Camps al frente del proyecto popular valenciano.
Desde entonces se ha enfrentado a cuatro citas electorales (autonómicas y municipales, generales y europeas) en situaciones distintas y complicadas. Y las ha superado con éxito. En mayo del 2003, su candidatura era novedosa en unas autonómicas como cabeza de lista, y alcanzó el mayor número de votos jamás obtenido por un líder político. Diez meses más tarde, en marzo del 2004, como secretario general del PPCV tenía ante sí unas elecciones complicadas, pero el PPCV salió airoso en una cita, cuanto menos extraña por las circunstancias y se convirtiese en una isla. Y el pasado domingo, como presidente del PP, afrontaba lo que algunos habían vaticinado como una segunda vuelta y los resultados no dejan lugar a dudas cuando una vez sosegados los ánimos que envolvieron las elecciones de marzo, el presidente Camps incrementa de nuevo su ventaja hasta los 7,17 puntos, que en unas autonómicas hubiesen significado la revalidación de la mayoría absoluta. Una tras otra ha salido ganador y ha consolidado un liderazgo que mitin a mitin y pueblo a pueblo le ha granjeado apoyos que ha revalidado en las urnas.
Una triple lectura tiene sus aristas por cuanto los contextos, o las circunstancias, son complejas y hasta contradictorias, pero en este caso, y con una lectura en orden inverso, el presidente Camps tiene un panorama inmejorable para gobernar durante los próximos tres años, mientras que el PSOE debería reorientar su política de castigos a esta Comunidad con que se ha estrenado en el gobierno central.
Alguien debería darnos una respuesta a cuestiones tan importantes como las siguientes: el voto mayoritario al PP en la Comunidad Valenciana ¿es un voto de castigo al gobierno socialista o es una exigencia para que éste deje de paralizar los grandes proyectos de nuestra Comunidad?
Si el gobierno socialista apoya la voz de las comunidades autónomas en Europa, ¿cómo van a defender la posición mayoritaria de esta Comunidad a favor del PHN?
¿Debe continuar el PSOE sin ofrecer respuestas a las demandas de los valencianos que una y otra vez desde 1993 han dicho no a su continuo vaivén de propuestas? Y eso cuando las ha habido.
Rafael Blasco es consejero de Territorio y Vivienda de la Generalitat.
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