"Que no nos metan un gol"

A la selección española le ha dado un ataque de prudencia sin que se sepa si es preocupante o forma parte de una estrategia de distracción. Ya que se niegan a hablar de sus cosas, como la alineación que se impone tras el debut contra Rusia y la doble personalidad del equipo según quien juegue, los internacionales de Iñaki Sáez se refieren reiteradamente a la necesidad de evitar que los griegos marquen primero en el partido de mañana en Oporto. No hay intervención que no tenga el latiguillo de marras: "Lo prioritario es evitar que Grecia nos meta un gol".

A juzgar por los comentarios, el encuentro parece haber quedado reducido a una cuestión tan simple como la de que ganará el que marque primero, como si no se pudiera remontar un gol, circunstancia que ya se dio en el Francia-Inglaterra, o el cuadro de Sáez no tuviera más recursos que el del alemán Otto Rehhagel. El seleccionador español también procuró ayer no revelar ninguna de las novedades que maneja. A diferencia de otras veces, prescindió por la mañana del partidillo previo a cualquier cita y por la tarde impartió una sesión de vídeo. "Es un partido preocupante", es lo último que se le ha oído decir tras ratificar que confía en los suyos.

"Es un partido preocupante", lo último que se le ha oído decir a Iñaki Sáez

La necesidad de prevenirse del contraataque griego ha atemperado la sensación de que España presentará una alineación renovada respecto a la de su estreno. No hay más que indicios sobre las posibles novedades. Parece que Xabi Alonso entrará como medio centro, presumiblemente por Baraja; que Valerón o Fernando Torres pueden tener su oportunidad, en detrimento de Morientes, y que no hay que descartar cambios en alguna de las bandas. Hasta el azulgrana Xavi se presenta como una opción interesante para un partido que se prevé muy cerrado.

Jaleado por una parte de la hinchada y de la prensa, Valerón se cierra en banda cuando se le pregunta por su posible titularidad atendiendo a que jugó los dos partidos de la fase de clasificación contra Grecia como volante en Atenas y en el doble pivote en Zaragoza. "Va a ser un encuentro diferente a aquéllos", afirma; "preveo que será duro". Y, tras calificar a Sáez de "hombre justo", el deportivista añade: "Acepto el papel que me dé el entrenador". Valerón ni dimite ni se reivindica, sino que se pliega al espíritu de equipo que se ha impuesto en la selección: "El gol que marqué a Rusia no me va a dar la titularidad porque sí".

Valerón parece tan necesario para agitar el juego de ataque como prescindible para evitar las pérdidas de balones que permitirían el contragolpe griego, de ahí que no se sepa sobre su suerte para mañana. Los futbolistas españoles coinciden, al menos, en la necesidad de mover al rival, fatigarle con un ritmo de juego muy alto y después rematarle en el segundo acto, una función ya muy vista y que, por el momento, le ha salido bien a Sáez. El problema es que Grecia ha aprendido a defenderse y, de acuerdo a la declaración de intenciones de su seleccionador, Rehhagel, tiene "hambre de victorias".

Los griegos ganaron a los españoles en Zaragoza y, después de abatir a la anfitriona, Portugal, en el partido inaugural de la Eurocopa, han perdido el respeto a cualquier adversario. Rehhagel trabaja desde la fase previa con un grupo de gente que mayoritariamente disputa Ligas extranjeras y, al no ser titular en sus equipos, se siente a punto físicamente. El central Dellas, por ejemplo, actúa en el Roma, el medio Karagounis ejerce en el Inter y el ariete Charisteas es suplente en el Werder Bremen, el equipo de procedencia del propio Rehhagel.