Italia corre detrás del rival
Italia concede la pelota al rival de una forma abrumadora. En la primera parte, Dinamarca jugó mejor y alcanzó un porcentaje de posesión impresionante, del 70% en algunos momentos. Le faltó remate. Los italianos parecen olvidarse del juego de transición en el centro del campo. En el banquillo estaba Pirlo y llama la atención su ausencia. Ya ha demostrado en el Milan que puede hacer de eje para las transiciones ofensivas, que era lo que necesitaba Italia. Pero en lugar de Pirlo entró Gattuso para reafirmar la tendencia inicial del centro del campo. Tampoco fue capaz de Italia de abrir el campo. Apenas se le vieron desdobles por las bandas. Pese a todo, los cambios de Trapattoni en la segunda parte mejoraron el equipo, al que le vino bien que Totti se replegase unos metros.
- Una defensa con debilidades. Como siempre, Italia demostró su consistencia y coordinación defensivas. Pero la zaga de Italia luce sobre todo en zonas muy retrasadas, cerca del área. En la segunda parte, Trapattoni adelantó la línea y la defensa de Italia descubrió sus debilidades. Quedó en evidencia en varias ocasiones, sobre todo en un autopase de Rommedahl que Cannavaro tuvo que cortar con una falta. Cuando se adelanta, la defensa italiana es desbordable.
- El tridente no encaja. Los tres hombres de arriba, Del Piero, Totti y Vieri, no son complementarios. Hasta que Totti no se retrasó unos metros para buscar la pelota, Italia no tuvo posesión y estuvo corriendo detrás de los daneses. Del Piero no está a punto físicamente, y ya no es aquel jugador inteligente y decisivo. Vieri es un cannonieri, pero apenas combina. El tridente sólo funcionaría si Italia jugara en los tres cuartos del campo, atacando y arrinconando al adversario. De otro modo, los tres están muy arriba, desconectados del centro. Trapattoni tuvo que reaccionar rápido y equilibrar el equipo con los cambios.
- Carismático Zidane. Estaba haciendo un partido muy irregular contra Inglaterra, después de fallar en varios pases y remates. Pero el respeto y el carisma se lo tiene ganado. Nadie olvida que marcó un gol de cabeza en la final de un Mundial ante Brasil o aquella volea imposible que dio una Copa de Europa al Madrid frente al Leverkusen. Cuando llegó el momento de tirar el penalti ante Inglaterra, nadie discutió que lo tirase él. Estaban Henry y Trezeguet, los cañoneros del equipo. Ni lo intentaron siquiera. Cedieron la confianza a Zidane, porque el carisma no se discute. Lo curioso es que en el Madrid Zidane no está ni de cuarto tirador de faltas.
- Inteligente Henry. Todo el mundo aprecia su velocidad y desborde, pero también es inteligente e intuitivo. En la jugada en la que provocó el penalti decisivo, supo adelantarse a la acción de Gerrard. Intuyó que éste cedería atrás y se colocó en el lugar para interceptarlo. Henry juega en Inglaterra, y ahí demostró que tiene conocimiento del adversario.
- Arrogante Rooney. Rooney representa la arrogancia de la juventud. Si tiene espacios, encara y dribla muy bien. Inglaterra, después de marcar, defendió muy atrás y le utilizó para buscar el contragolpe. Y, con su arrogancia, el chico se portó como un veterano.
- Desaparecido Beckham. Centró muy bien la falta que proporcionó el gol a Lampard, pero no tuvo apenas influencia en el juego de Inglaterra. Su participación casi se limitó a las acciones de estrategia.
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