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ELECCIONES EUROPEAS

CiU admite el varapalo electoral, pero descarta dimisiones

Duran advierte de que el partido no puede perder la "centralidad"

Convergència i Unió (CiU) está dispuesta a "expiar sus pecados políticos" para poder salir del "purgatorio" en el próximo ciclo electoral de 2007. Pero se lo va a tomar con calma para evitar así volver a cometer el mismo error: apartarse de la centralidad política. La resaca electoral dejó a los dirigentes de CiU un regusto amargo y un sentimiento de frustración y contrariedad. Jordi Pujol inició su intervención en la ejecutiva de ayer con una explícita frase: "Son muy malos resultados". Pese a ello, la dirección descarta dimisiones.

Los nacionalistas van a "expiar" sus errores, pero en ningún caso van a autoinmolarse ni a ofrecer sacrificios innecesarios. Faltan tres años para el inicio del próximo ciclo electoral en 2007, un plazo que los dirigentes de CiU consideran suficiente para recomponer la situación y para apuntalar el liderazgo de Artur Mas, que por el momento nadie cuestiona en voz alta. "No hay ningún motivo para que dimita nadie", afirmó el secretario general de CiU, Josep Antoni Duran Lleida. Pero acto seguido lanzó un aviso para navegantes: "Si no nos recuperamos en 2007, entonces habrá que preocuparse".

Más allá de los factores externos que han influido en el revés electoral de los convergentes, como por ejemplo la bipolarización de la campaña entre el PP y el PSOE, la plana mayor de CiU realizó ayer un auténtico e inusual ejercicio de autocrítica, impensable tras los comicios autonómicos o legislativos. "No son unos buenos resultados. Así de claro. Y cuando los repasamos uno a uno nos reafirmamos en este análisis", reconoció Duran en la conferencia de prensa posterior a la ejecutiva.

En esta reunión no hubo diferencias sobre los calificativos que otorgar a los resultados de las europeas. Jordi Pujol espetó nada más empezar la ejecutiva: "Son muy malos resultados". A partir de ahí, se mostró más comprensivo, aunque crítico en el balance de este ciclo electoral. Artur Mas se esforzó por infundir ánimos a la dirección. Otros dirigentes minimizaron los datos de las europeas pues, afirmaron, CiU debe concentrarse en las próximas elecciones autonómicas y en las legislativas.

CiU abrirá un proceso de reflexión, sin "precipitación ni impaciencia", sobre las causas de este lento e imparable goteo electoral que la federación sufre desde 1995 pero acentuado tras las municipales de 2003. Lo hará sin prisas para evitar, dijo Duran Lleida, realizar "giros espectaculares" que serían contraproducentes.

Algunos dirigentes de CiU achacan a estos "giros y tumbos" tácticos gran culpa de esta fuga de votos. "No podemos apoyar la mayoría absoluta del PP y después acercarnos a Esquerra. Tenemos al electorado descolocado", manifestó a este periódico un miembro de la ejecutiva. "Estos errores han comportado que ahora no tengamos un proyecto claro y hayamos dejado de ser un referente para la ciudadanía. No somos referente en nada", remachó.

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La solución, se acordó ayer en la ejecutiva, pasa por "reformular CiU" para que la federación "continúe siendo lo que ha sido a lo largo de los tiempos" y evitar la "pérdida de la centralidad", señaló el líder democristiano. Es decir, que CiU ocupe un espacio central en la política catalana sin escoramientos soberanistas y con un discurso inteligible para sus posibles votantes.

El proceso de reflexión, advirtió Duran, no debe limitarse a los congresos, que Convergència celebrará en julio y Unió en octubre, sino que tiene que ir mucho más allá. "Ésto no es una cosa de cuatro días", puntualizó. Y ante hipotéticas voces que puedan alzarse en Convergència reclamando la fusión entre ambos partidos, el líder democristiano alertó: "La federación da de sí para ir más lejos, pero no podemos ir más allá de lo que queremos los dos partidos".

Pese a los decepcionantes resultados, Duran Lleida manifestó que CiU sigue siendo un proyecto sólido y la única alternativa al Gobierno de Pasqual Maragall. "Nuestro principal adversario es el PSC, no ERC", y ninguneó el hecho de que el PP sea la segunda fuerza más votada: "Una golondrina no hace verano. El mundo no se acaba aquí ni se derrumba nuestro proyecto".

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