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Zapatero busca sin éxito un embajador para Washington desde hace dos meses

Exteriores ha renovado la mayoría de las principales representaciones diplomáticas

Toda la energía que el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, ha puesto en la renovación de su Departamento, donde la totalidad de la cúpula y las principales delegaciones extranjeras tienen o están en vías de tener nuevos titulares, ha resultado inútil para garantizar el relevo en la embajada más comprometida que España tiene en estos momentos: Washington. El asunto está exclusivamente en las manos del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quien, casi desde que tomó posesión, hace dos meses, busca un candidato ideal, sin encontrarlo.

El hecho es visto con cierta preocupación en medios diplomáticos, que constatan que un Gobierno como el español no puede permitirse el lujo de descuidar su representación en la capital de EE UU, y menos con las dificultades bilaterales actuales, por mucho que la Embajada estadounidense en Madrid haya estado vacante largos periodos. Las mismas fuentes no tienen, por otra parte, más que especulaciones para calmar su desconcierto.

Se ha oído con insistencia esta semana pasada que, "en diez días", habrá solución, pero la experiencia de semanas anteriores arroja muchas dudas. Tiene una sólida base, en cambio, el vaticinio de que nada se moverá hasta después del Consejo Europeo de los próximos jueves y viernes, y 10 días son precisamente los que median entre esa fecha y el 28 de junio, cuando cesará el actual embajador en Washington, Javier Rupérez. Si no hay decisión para entonces, Rupérez, militante del PP que pasará a presidir el Comité Antiterrorista de la ONU, será sustituido por su segundo, Félix Valdés, en calidad de encargado de negocios.

Oficialmente, se dice que esa situación sería normal, pero lo cierto es que el cambio de embajador en Washington era una de las prioridades de Moratinos. Llegó al ministerio con su candidato, Francisco Villar, un diplomático para el que ya se ha pedido el plácet en París, y se encontró con que el presidente del Gobierno quería para la capital norteamericana un embajador político.

Se trazó el perfil de un socialista de peso, posiblemente ex ministro y habituado al mundo académico, que se concretó en el ex titular de Educación José María Maravall. Pero éste le rechazó la oferta al propio Zapatero y luego a Moratinos, cuando insistió por indicación del presidente. Maravall alegó que no sería la persona idónea y que tenía otros planes.

Un segundo candidato fue Carlos Solchaga, aunque no llegó a ser contactado. Cuando una responsable del PSOE le anunció que tendría una oferta, el ex ministro de Economía se apresuró a asegurar que el asunto le interesaba poco.

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Y ahí se paró todo, porque de Bruselas empezaron a llegar noticias de que, sea como señor PESC y, además, vicepresidente, o incluso como próximo presidente de la Comisión, Javier Solana seguirá, casi con seguridad, como comisario europeo. España no podrá tener en el futuro dos comisarios. Cuando Joaquín Almunia aceptó sustituir en Bruselas al hoy ministro de Economía, Pedro Solbes, Zapatero se comprometió a mantenerle para el siguiente mandato de la Comisión, que se renovará en octubre. Washington podría ser una buena salida si ese compromiso resultara imposible de cumplir. Aunque el futuro de Almunia en la Comisión ha quedado casi garantizado en los últimos días, la última palabra sobre nombramientos la tiene el Consejo Europeo, y, por ello, el compás de espera seguirá hasta el viernes.

Otros supuestos candidatos a la Embajada de Washington, como los ex ministros de Defensa Julián García Vargas, Gustavo Suárez Pertierra y Narcís Serra, o el de Exteriores Carlos Westendorp, no han sido siquiera sondeados. Varios de ellos aseguran en privado no estar disponibles.

La capital de EE UU permanece así como el único punto negro de una renovación que afecta ya a las principales sedes exteriores. Han sido nombrados nuevos embajadores en Rabat -Luis Planas-; Berlín -Gabriel Busquet-; Santa Sede -Jorge Dezcallar-; Ginebra -Ion de la Riva-; y están pedidos los plácet para el citado Villar, en París, y Carlos Miranda en Londres.

También en espera están Carlos Alonso Zaldívar para Cuba; Javier Elorza para Moscú, y Fernando Valderrama, que dimitió en Bagdad por desacuerdos con el Gobierno del PP, para Montevideo. Y ha empezado la colocación en embajadas importantes de altos cargos de la etapa del PP, con los que el PSOE quiere marcar una diferencia con el pasado.

Washington no será la única embajada política de los nuevos tiempos. Raúl Morodo está a la espera de ser enviado a Caracas y de batir el récord de desempeñar una tercera embajada sin ser diplomático. También es político Luis Planas, que fue promovido a Rabat por el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, y el nuevo embajador en la OCDE, Fernando Ballesteros.

El ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, y el secretario de Estado de EE UU, en Washington.
El ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, y el secretario de Estado de EE UU, en Washington.EFE

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