¡Más cine, por favor!
Y en versión original a ser posible. Ahora más que nunca, el aprendizaje de idiomas debería estar al alcance de todos. Veinticinco países y 20 lenguas amplían la Unión Europea y "la lengua de Europa -según Umberto Ecco- es la traducción", o dicho de otra forma, la diversidad.
Pero la traducción resulta a veces una solución relativa. Existen límites, ya que el conocimiento profundo de una lengua va unido al conocimiento de un país, de su historia, de sus costumbres y de sus gentes. El sentido del humor, por ejemplo, es muy difícil traducirlo ya que refleja una identidad cultural única.
¿Por qué no tomar como ejemplo el sistema parisiense? La mayoría de las salas de cine de la capital francesa respetan la versión original y añaden subtítulos. Los jóvenes llegan así a la universidad con un buen nivel de inglés y casi sin esfuerzo.
Seguramente más de uno de nuestros universitarios lo agradecería. Y algún admirable políglota también.
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