Contemporáneos

Reivindicando su contemporaneidad, el numeroso combo madrileño presentó anteanoche en directo su último disco, La gran aventura, un viaje musical y visual en el que la vertiente instrumental se convierte en el vehículo de expresión para unas canciones que respiran emoción por todas partes. Íntima emoción que no requiere de palabras y cuyos matices se revelan como capas de pintura que se van superponiendo unas a otras; tal es el efecto buscado y conseguido con la instrumentación típica del rock: base rítmica, guitarras, teclados... Mientras el grupo se iba aplicando en la ejecución de los temas, en la pantalla de detrás una sugestiva selección de imágenes daba otra dimensión al repertorio interpretado. Esos fotogramas, de entre los que destacaban los de un filme tan significativo y crepuscular como el añejo The last picture show, del norteamericano Peter Bodganovich, suponen un gran acierto al potenciar el efecto poético en clave obsesiva de canciones como El imperio del mal, Ciudad del Oeste o Lecciones de vuelo con Mathias Rust. La poderosa voz grave del solista Abel Hernández se dejó escuchar sólo en un par de temas como El retraso o Your star, strangled. Grupo inusual, Migala pertenece a una última generación de rock con base fría y entidad bastante intelectual para lo que suele ofrecer el género.