Granada se abre a todos los aires

Quienes entren en un bar, los que se topen con su imagen sugerente en las paradas del autobús, en los mercados, en las tiendas, en los hoteles de Granada, verán qué ha elegido la organización como icono de impacto en la portada del programa de la 53ª edición del Festival de Música y Danza de la ciudad, que se distribuye desde hace días por todas sus esquinas. ¿Y qué es? Una granada, valga la redundancia, pero en su versión de fruta tersa y resbaladiza al tiempo, con sus pepitas esparcidas sobre un fondo azul. Esa metáfora visual explica a fondo lo que pretende su director, Enrique Gámez, "invadir durante varios días la ciudad con una propuesta de arte y cultura que no deje indiferente", afirma.

La granada del folleto brilla y da una apariencia de perla jugosa a la que entran ganas de incar el diente. Invita. Algo con lo que Gámez se siente especialmente comprometido: captar nuevos públicos, poner el anzuelo. "Según las encuestas que hemos hecho, en las últimas ediciones hemos aumentado un 16% el público joven", asegura el director.

Es algo que se consigue con la receta que le propuso en su día un músico atrevido y en constante estado de invención que se llama Josep Pons, quien durante 11 años ha sido director de la Orquesta Sinfónica Ciudad de Granada, un pilar muy importante del festival y hoy lo es de la Orquesta Nacional de España: "Estoy de acuerdo con lo que propugna Pons, que cada programa debe tener su 20% de aventura", cuenta Gámez.

Así que, con esa premisa, se han lanzado a programar 17 días de artes con 94 espectáculos y un presupuesto de tres millones de euros. Y así han conformado una aventura de mestizaje artístico, cultural e intelectual, que mezcla con habilidad las artes escénicas de todo tipo con conciertos en los que se puede escuchar música antigua y electroacústica, jazz o boleros y, por supuesto, duende flamenco, que nunca falta en Granada, junto a otras diabluras.

Como la que inaugura el viernes el evento y que se repite el domingo 20 y el lunes 21 en el templo del festival, el palacio Carlos V: La verbena de la Paloma, del maestro Tomás Bretón, montada por Els Comediants, esos magos clásicos ya de la frescura, la luz y el atrevimiento. "Es una gran apuesta del festival, que comparte plenamente los esfuerzos por renovar el género de la zarzuela, que es nuestro género operístico y a la que debemos ir quitando entre todos el olor a churro", asegura Gámez.

Es un espectáculo festivo, abierto y participativo, según el director del festival, en el que se invitará al público a participar en una auténtica verbena. "Creemos que es una estupenda manera de abrir el festival", cuenta. Luego seguirán otras propuestas atrevidas y bien clásicas, para que nadie se espante tampoco. "Queremos ofrecer un marco variado, que dé a nuestro público, que mayoritariamente es de la ciudad y que acude a una media de nueve espectáculos por edición, una visión variada de las cosas que se hacen".

A la fiesta de Comediants siguen conciertos como el del pianista Arcadi Volodos (día 19), de la Orquesta Ciudad de Granada (30), la Nacional (el 27), el Ensamble Plus Ultra, con Michael Noone, que propone un programa basado en las músicas de Isabel la Católica (3 de julio), Les talens Lyriques, de Christophe Rousset, con zarzuela barroca española (el 3 de julio también) o la Orquesta de París (el 2 y 4 de julio) con el pianista Pierre-Laurent Aimard y el barítono Mathias Goerne.

En danza hay programada variedad y duende con Farruquito (23) y el Ballet de Blanca Li, que debuta en su tierra (25). El flamenco llegará a lo grande con Estrella Morente, que prepara un espectáculo sobre La Niña de los Peines para el 29 y Paco de Lucía, el 26. Las rarezas serán variadas y sugerentes, como los espectáculos de café concierto Un paseo por los cafés del viejo París o Por la calle 42 o el homenaje del Festival a Dalí en su centenario con un espectáculo: Los putrefactos.

El programa del festival se puede consultar en www.granadafestival.org.