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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Ni una cosa ni otra

"Adiós a las infraviviendas" titulan ustedes la noticia en la primera página de Madrid, que más adelante amplían detallando el desmantelamiento del poblado de Ganapanes, como si del levantamiento de un poblado chabolista se tratara y como si esta operación urbanística tuviera por objeto "erradicar en esta legislatura los poblados chabolistas que permanecen en la capital entre los que se encuentran los de La Quinta, Las Mimbreras...".

Pues bien, ni una cosa ni la otra. Vamos con la primera cosa: lo que el informador o informadora llama poblado de Ganapanes era una parte del antiguo barrio de Peñagrande, formado por casas bajas (las hay de dos plantas y aún pueden verse) modestas pero en absoluto chabolas. Es más, algunas rodeadas de pequeños jardines y con las comodidades que sus dueños podían proporcionarse, y que hacían de ellas viviendas muy confortables.

Cierto que también había viviendas precarias, de tamaño reducido y con escasas comodidades de acuerdo con la menor disponibilidad económica de sus dueños o inquilinos. Viviendas construidas hace más de 60 años, que hace apenas dos décadas empezaron a desaparecer, cediendo paso a la ciudad con nuevos vecinos que van llegando donde durante mucho tiempo sólo llegaban sus habitantes... andando desde la última parada del tranvía.

Y ahora la segunda: aquí he de reconocer que, aunque un tanto confusamente por el contexto, ustedes apuntan correctamente el objetivo de la operación, por otra parte planificado y dado a conocer hace unos cuantos años.

Este objetivo es la ordenación del territorio con la construcción de nuevas viviendas..., y lógicamente equipamientos, etcétera. Por eso decía que de derribos de chabolas nada, y que no se puede hablar de "operación de realojo de un poblado chabolista" cuando los vecinos afectados -constructores y pioneros del barrio- adjudicatarios legítimos de las viviendas construidas al efecto pagan con sus propiedades o con sus derechos de inquilinato estas nuevas viviendas. Otras inexactitudes hay, pero precisar estas dos me parece imprescindible, porque hay muchas dificultades para poder entender las cosas que pasan en la ciudad, y las cosas que pasan en la ciudad nos afectan a todos. ¿Podrían prestarlas más atención? Seguro que algo mejoraría.

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