Los socialdemócratas empatan con los democristianos en Holanda

Los socialdemócratas holandeses (PvdA) y la democracia cristiana (CDA) empataron ayer a siete escaños en las elecciones al Parlamento Europeo. Con el 94% de los votos escrutados, el PvdA, en la oposición en la política nacional, logró un 23,4% de los votos. El CDA, que lidera la actual coalición gubernamental, sumó un 25,1% de las papeletas. Los liberales del VVD se hicieron con cuatro asientos y un 13,2% de los votos.

Los socialdemócratas ganan un escaño respecto a las elecciones europeas anteriores y los democristianos pierden dos. Pero la sorpresa de los comicios, en los que votaron 12 millones de personas, la dieron los dos puestos logrados por Europa Transparente, una agrupación recién formada y que promete luchar contra el fraude. La Lista Pim Fortuyn, fundada por el líder ultraconservador asesinado, no logró hacerse un sitio en Bruselas. Los resultados definitivos empezaron a ser difundidos a última hora de la noche, a pesar de la amenaza de la Comisión Europea de denunciar a Holanda ante el Tribunal de Justicia de la UE si no esperaba al domingo 13 de junio.

Para justificar la publicación de sus cifras, los holandeses han aducido que se trata de un dato parcial y que escaparían por tanto al embargo impuesto por la Comisión a los resultados completos en toda la Unión. La televisión nacional organizó un programa electoral en toda regla, con coloquios, conexiones con las sedes de los distintos partidos y entrevistas a sus candidatos a medida que conocían su suerte. Durante la noche se hizo alusión tanto a la reacción de la Comisión ante la divulgación de los votos como al hecho de que los mismos serían "oficialmente presentados" pasado mañana con el resto de la UE.

Holanda escogía ayer a 27 parlamentarios europeos, cuatro menos que hace cinco años dado el recorte de representantes impuesto tras la ampliación de la UE a 25 miembros. Con una participación del 39,8% -en 1999 no llegó al 30%- la jornada discurrió tranquila. La campaña tampoco ha sido demasiado sonora, aunque los candidatos han dejado claro que Europa no les intimida. Tal vez para contrarrestar la insatisfacción con "Bruselas", a secas, mostrada por los ciudadanos en los últimos sondeos, los asuntos defendidos por los aspirantes a un euroescaño han tenido en su mayor parte carácter nacional. Han hablado de empleo, seguridad y drogas, extremos en los que "Europa", de nuevo a secas, podía ser útil. Los planes sobre la inmigración y la política exterior saldrían asimismo favorecidos del apoyo europeo, según todos los candidatos.

Las diferencias con la Comisión radicaban en extremos delicados para la sociedad holandesa, como el particular enfoque dado por el Gobierno al consumo de drogas blandas. Demasiado permisivo para la mayoría de sus socios europeos y claramente errado, según la vecina Alemania, no es una parcela en la que los Países Bajos deban ceder a presiones externas, según socialdemócratas y hasta liberales.

La mayor sorpresa han sido los buenos resultados de Europa Transparente. Encabezado por Paul van Buitenen, el antiguo funcionario europeo holandés que denunció el fraude contable en la anterior Comisión, le ha robado votos a los liberales.