Una treintena de anticuarios muestran muebles y obras de arte y artesanía en la feria jiennense Almoneda
Una treintena de anticuarios procedentes de toda España participaron durante el pasado fin de semana en la feria de antigüedades Almoneda de Jaén. Libros, muebles, obras de arte y piezas de artesanía con más de 40 años de antigüedad permanecieron expuestos hasta ayer en el recinto provincial de ferias y congresos de la capital que, según fuentes de la organización, recibió cerca de 8.000 visitas.
Un diván estilo rococó, un sonajero de plata, la fotografía de una pareja fechada en los años veinte y hasta un casco perteneciente a alguno de los soldados que participó en el bando aliado durante la II Guerra Mundial fueron algunos de los objetos que se pudieron contemplar en Almoneda, que este año cumple su tercera edición.
"Para muchos significa el reencuentro con el pasado, aunque los más jóvenes lo viven como el descubrimiento de una época que vuelve a la actualidad a través de los objetos legados por las generaciones pasadas", indicó Domingo Moreno, responsable de Ferias Jaén. Los 31 puestos, un tercio de ellos ocupados por anticuarios andaluces, se repartieron en 2.000 metros cuadrados.
Almoneda nació con el objetivo de favorecer el contacto entre el creciente número de empresas que trabajan en el sector. "El público está perdiendo el miedo a las antigüedades y ya no las percibe como algo elitista con precios desorbitados", subrayó Moreno, quien recordó que el balance de los dos últimos años fue muy satisfactorio.
Aunque no existen datos económicos que indiquen el volumen de ventas que mueve Almoneda, los empresarios participantes destacaron la conveniencia de promover ferias y exposiciones que dinamicen el sector. El empresario sevillano José Cabiedes señaló que este tipo de encuentros no sólo provocan el contacto con un público cada vez más accesible, sino que también permiten el intercambio de piezas entre los mismos anticuarios.
Como en las ediciones anteriores, los objetos relacionados con el mobiliario fueron los más numerosos. "En los últimos años se ha abierto el mercado y el precio de los muebles antiguos se está equiparando con el del mobiliario moderno. Sin embargo, el trabajo artesanal y la solera que dan los años no se pueden imitar", resaltó Juan Pedro Martos, otro participante.
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