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El teatro Alfil retira antes de tiempo la obra del cuñado de Aguirre por falta de público

Ultraderechistas se manifiestan contra la obra a pesar de estar fuera de cartelera

La polémica representación Me cago en Dios, de Íñigo Ramírez de Haro, cuñado de la presidenta regional, Esperanza Aguirre, ha caído de la cartelera madrileña una semana antes de lo previsto. A pesar de no representarse desde el domingo, un centenar de personas se concentraron ayer a las puertas del teatro Alfil bajo el lema "Bendito sea el nombre de Dios", suscrito por Alternativa Nacional. La falta de rentabilidad -sólo se ha cubierto el aforo en un 8%-y los elevados gastos de seguridad han obligado a la productora y al director del Alfil a adelantar su salida.

Aunque Me cago en Dios ha dicho adiós al Alfil -el domingo pasado tuvo lugar la última función, que estaba programada para el próximo 6 de junio-, las personas contrarias a que esta obra se represente no se dan por vencidas. Ayer mismo, casi un centenar de ultraderechistas se concentraron a las puertas del teatro. Pero las protestas no se han dejado de suceder desde que la obra se reestrenó en el Alfil, el pasado 18 de mayo, procedente del Círculo de Bellas Artes.

El personal del Alfil se ha encontrado con pegamento en las cerraduras, con pintadas en la fachada, y han soportado algún que otro improperio. Así lo comentó ayer el director de la instalación, Joseph O'Curneen, quien aseguró que la salida de Me cago en Dios está motivada exclusivamente por la escasa afluencia de público. "Sólo se ha cubierto un 8% del aforo [el Alfil tiene cabida para 280 espectadores], lo que nos ha obligado a tomar esta decisión", dijo.

Además de los gastos habituales, el teatro tuvo que invertir en medidas de seguridad -dos guardias de seguridad velaban en el Alfil por la integridad de la compañía y el público-. Ya había un precedente de riesgo, ya que en plena función en el Círculo de Bellas Artes dos nietos del ultraderechista Blas Piñar agredieron al actor Fernando Incera, al autor y a una técnico de sonido.

La obra de Ramírez de Haro, estrenada en el Círculo el pasado 21 de abril, ha estado en el ojo del huracán desde que Esperanza Aguirre la calificara de "blasfema" y de atentar "contra la dignidad de los creyentes". El director del espectáculo, Pedro Forero, considera que la polémica que se ha levantado en torno al título -en el cartel del Alfil la palabra Dios aparecía cubierta por una banda blanca en la que se leía "censura"- ha repercutido negativamente de cara a su continuidad en cartel. "Tanto lío no ha servido para nada. Podríamos haber sobrevivido en el caso de que no hubiera existido tanta polémica", explica Forero, quien confiesa que se marcha satisfecho: "Aunque ha sido agobiante y triste, a la última función acudieron en torno a 80 personas, que se divirtieron".

Ahora el futuro de Me cago en Dios -que tiene previsto viajar a París- es incierto en la escena madrileña. "Ya veremos después del verano", dice el director.

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