En defensa ajena
Resulta frecuente que, en espacios de opinión como éste, los miembros de la llamada clase política sean juzgados con severidad en razón de sus palabras, gestos o actuaciones. Es frecuente, normal y hasta saludable: como escribió hace más de dos siglos Beaumarchais -y la frase sirve aún de lema al diario francés Le Figaro-, "sin libertad de crítica, no hay elogio halagador".
No obstante, y aunque sea por vía de excepción, hoy quisiera asumir la defensa de dos responsables políticos catalanes de bien distinto color ideológico y diversa posición institucional que últimamente se han visto puestos en la picota mediática. No porque ellos necesiten de ningún paladín dialéctico, sino por un cierto sentido de la equidad. Es incluso posible que mis elogios no solicitados les perjudiquen; si fuese así, espero que me lo sepan perdonar.
La tercera teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona y presidenta del grupo municipal de Iniciativa per Catalunya Verds-EUiA, Imma Mayol, publicó el pasado 27 de mayo en estas mismas páginas un artículo (Barcelona más allá del Fórum) que le ha valido severísimos dicterios de irresponsable, indiscreta e insolidaria por parte de sus compañeros de consistorio y hasta de sus socios en el gobierno de la ciudad. Y bien, ¿qué nefando sacrilegio cometió, qué sagrado tabú hizo pedazos la concejal ecosocialista? Discretamente, lejos de cualquier demagogia, Mayol insinuó que si no desnudo, el emperador va... en paños menores; o sea, que en sus primeras semanas de rodaje el Fórum flaquea, y mucho, por el lado de la participación ciudadana, tanto en términos cuantitativos como cualitativos. Además, recordó que ese modelo de desarrollo urbano espasmódico, basado en el cíclico connubio entre obra pública, especulación privada y espectáculo efímero, esa receta de la que el Fórum constituye el último hito, no es la de Iniciativa-EUiA, la cual preferiría "la cotidianidad como eje de la transformación y la emancipación" de Barcelona.
Tal planteamiento es no sólo legítimo, sino compartido mucho más allá de las siglas a las que Mayol representa. En cuanto a los déficit de concurrencia y de implicación del público, basta constatar que más de un tercio de los visitantes de la pasada semana fueron escolares, o que las pantallas dispuestas en las bibliotecas municipales para facilitar el seguimiento de los debates no han suscitado el menor interés. Irreprochable, pues, en el fondo, la postura de Imma Mayol ha sido tachada de desleal por la forma y el momento escogidos para expresarla, por haber transgredido esa máxima oscurantista y profundamente antidemocrática según la cual la ropa sucia se lava en casa. ¿En casa? Teniendo en cuenta que dicha casa ha hospedado u hospeda a todas las fuerzas del arco institucional catalán, ¿debemos entender que rige acerca del Fórum una especie de omertà, un pacto de silencio casi siciliano, una suspensión de facto de toda crítica política por lo menos hasta finales de septiembre? Si tal es la doctrina del PSC, de Convergència y del Partido Popular, los ciudadanos tenemos derecho a saberlo.
También Ignasi Guardans Cambó, el cabeza de lista de Convergència i Unió y de la coalición Galeusca para las elecciones europeas del próximo día 13, ha sido blanco de recientes ataques de esos que, en realidad, honran a quien los sufre. En este caso es el Príncipe Valiente de la carcundia local, Josep Miró i Ardèvol, quien, tras haberse fogueado en una particular cruzada contra la ola de inmoralidad y descreimiento que nos invade, publica ahora en diferentes rotativos barceloneses la misma y feroz requisitoria contra Guardans. Le acusa de ser el mascarón de proa de la "beligerancia" de CDC y de CiU "contra las posiciones católicas"; es decir, culpa al eurocandidato convergente y a la fuerza política que lo ha designado de pecados tan horribles como defender el derecho al aborto o a la eutanasia, descriminalizar socialmente la homosexualidad y promover el pleno reconocimiento legal de las nuevas formas de familia (monoparentales, homosexuales...). Como consecuencia de ello, el incombustible Miró anuncia a bombo y platillo que esta vez no piensa votar a CiU.
Al parecer, la dirección de Convergència ha decidido abrir a su díscolo militante un expediente disciplinario. Lo comprendo, pero se equivocan: en realidad, deberían agradecerle la clarificación y la propaganda indirecta -la diatriba de Miró hace al laicista Guardans aún más atractivo para los jóvenes y las capas medias urbanas que ya recordaban su contundencia contra el PP por la guerra de Irak- y dejar que el ex consejero de Agricultura siga pataleando en el papel de abanderado de una inexistente ala integrista de CiU. No es ciertamente por ese flanco por donde la federación de Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida lleva perdidos a lo largo del último ciclo electoral varios cientos de miles de votos, sino por el que colinda con Esquerra Republicana; y ahí no parece que el señor Miró i Ardèvol -aquel que en septiembre de 1977 se escindió de Unió Democràtica de Catalunya por considerarla demasiado nacionalista- goce de mucho ascendiente.
En cuanto al próximo 13 de junio, el portavoz de la plataforma e-cristians no debería inquietarse por el empleo de su voto: en el colegio electoral hallará papeletas surtidas de extrema derecha, y una del partido antiabortista Familia y Vida que puede irle como anillo al dedo. Luego, escrutinio en mano, podremos medir la fuerza del ultramontanismo en las urnas.
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