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Columna
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Contra el 5%

De ayer mismo es el anuncio de que por enésima vez se ha constituido la correspondiente comisión parlamentaria en las Corts Valencianes para abordar la reforma del Estatut. Sin embargo, y como siempre, la comisión nace sin haber fijado de antemano una agenda consensuada de temas, de plazos y de contenidos, es decir, un poco cumpliendo con el ritual de que nadie quede señalado por negarse a la reforma pero sin exponer, de entrada, y mediante un documento consensuado aquellos asuntos que hasta hoy han constituido demanda coincidente de los implicados, lo que, desde luego, habría sido además de fácil, denotativo de la voluntad de llevar a la comisión lo que en boca de todos parece que es obvio.

Pero ahora y aquí no quiero enmendarle a nadie la plana sino introducir una idea que seguro tendrá actores interesados en desplegarla que no pueden ni deben esperar a que los tres partidos con representación en las Corts Valencianes conviertan el proceso en un escenario subsidiario más del juego estatal a que sin duda van a trasladar el PP y el PSOE los asuntos de nuestra autonomía (hija del histórico Reino de Valencia y del moderno País Valenciano, ¿verdad?): me refiero a la promoción de un escrito a dirigir a los miembros de la comisión recordándoles la injusta, lesiva e inconstitucional permanencia de la cláusula del 5%, que ha servido para excluir a fuerzas políticas significativas valencianas del parlamento autónomo, al tiempo que para consagrar, en no pocas ocasiones, un atentado a la igualdad de acceso a los cargos públicos.

Y puesto que la Ley reguladora de la Iniciativa Legislativa Popular de la CV excluye expresamente de su ámbito las que conduzcan a la reforma del Estatut, y no puede promoverse una iniciativa de reforma mediante las firmas que la ley impone (diez para presentar la iniciativa, 50.000 para validarla), podría resultar interesante recorrer el camino que esa ley establece y presentar, primero, un escrito con diez firmas, que contenga las poderosas razones de decencia política, rigor constitucional y dignidad de nuestra democracia que avalan la supresión de la onerosa, injusta, inconstitucional y vergonzosa barrera electoral fijada por el art. 12.2, seguidas de una propuesta concreta de fijación de una barrera electoral del 3% en la circunscripción para acceder al reparto de escaños.

A esta iniciativa, que se concretaría en un escrito al presidente de las Corts Valencianes, le seguiría una recogida de firmas con el ánimo de hacer llegar a la comisión el sentir de los ciudadanos para que se corrija esa auténtica lacra que en su día se colocó por unos y por otros para o bien impedir que la Alianza Popular de entonces pudiera acceder al parlamento, o bien, para que los nacionalistas quedasen también fuera, como se advirtió después.

Resulta irónico que la cláusula se colocase por UCD y PSOE contra AP, más irónico todavía que, años después, en la legislatura 1987-1991, el CDS se negase a incluir la rebaja del 5% en una confusa negociación para la reforma del Estatut que jamás llegó, y que, finalmente, UV no quisiese ni hablar de rebajar la cláusula, con el resultado de que CDS y UV hayan sido víctimas de su propia imprevisión en la materia.

Una iniciativa así debería ser apadrinada por un pluralismo debidamente contrastado y podría recoger sin demasiado esfuerzo firmas en todo el espectro ciudadano democrático y superar con creces las 50.000.

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