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FÓRUM DE BARCELONA | Debates

Soares anima a la ciudadanía a impedir la gestión privada del agua

Un diálogo exige a Israel que respete el derecho de Palestina al agua

"Sólo los ciudadanos organizados pueden impedir la presión de las grandes multinacionales sobre los Estados, los municipios y las comunidades y evitar el peligro -y la injusticia- de la privatización del agua y de los servicios de distribución". Lo dijo ayer el ex presidente portugués Mario Soares, cansado, como su compañero de diálogo, Mijaíl Gorbachov, de que las declaraciones sobre el agua como derecho se queden en palabras.

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"Unos 18 millones de niñas, menores de 14 años, no van a la escuela porque están obligadas a desplazarse cada día para ir a por agua". La cifra la dio Mario Soares y luego añadió la causa de éste y otros males que afectan a los pobres de los países pobres: "Las empresas multinacionales pretenden la privatización de las aguas para obtener considerables beneficios". Y siguió: "Se trata de la moda neoliberal de extender a todos los sectores el mercantilismo, considerando el dinero como el valor supremo, pensando que el mercado resuelve todos los problemas. No los resuelve". Soares se mostró contrario a la posibilidad de "petrolizar" el agua, lo que a la postre generaría aún más situaciones conflictivas de las existentes.

La jornada de ayer no evitó las alusiones a los conflictos, sobre todo a la actitud de Israel respecto a los palestinos. La asamblea final conoció y pasó a la firma general un manifiesto en el que se exige a Israel que respete el derecho de los palestinos al agua. En el debate se recordó que la Convención de Berna prohíbe el uso del agua como arma en conflictos no internacionales. Y también que hay dos países que no lo han firmado: Estados Unidos e Israel.

Antes de la asamblea final, el ecólogo Narcís Prat glosó la figura y las aportaciones a la ecología de Ramon Margalef, fallecido el pasado 22 de mayo, y a su esposa, Rosa Mir, que murió el pasado domingo.

La acusación a los Estados de firmar muchos pronunciamientos y luego no hacer nada empezó por la mañana. La premio Nobel de Medicina Rita Levi-Motalcini pidió un cambio en la estrategia, de modo que las ciudades tomen la iniciativa que no han tomado los Estados. Menos negativo se mostró el director del programa de Medio Ambiente de las Naciones Unidas, Klaus Töpfer. Sin embargo, no dejó de señalar que las inversiones en reparar la injusticia que representa la falta de agua en tantas partes del mundo no es "caridad sino una política de paz".

Kusum Athukorala, de la Red de Mujeres Profesionales del agua, de Sri Lanka, insistió en que el problema no es tanto de cantidad como de gestión. Y recordó una frase de Gandhi: "Tenemos agua para satisfacer las necesidades de todos, pero no la avaricia de todos". El presidente de la Fundación para una Nueva Cultura del Agua, Pedro Arrojo, resumiendo algunas de las aportaciones de los seminarios, dejó en el aire una pregunta: "¿Es la lógica del mercado preponderante para la participación ciudadana?". En el cierre final, Gorbachov pidió también a la ciudadanía que presione para obtener resultados, aunque "sin llegar a la lucha de clases". Y aprovechó para matizar que está en contra de la energía nuclear, pero como es "un político realista"-y "no estamos en un cuento de Harry Potter", dijo- hay que mantenerla hasta que haya otras fuentes, porque las energías alternativas son insuficientes.

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