El año más difícil para Alonso
Michael Schumacher gana el Gran Premio de Europa, su sexta victoria de la temporada y el cuarto doblete de Ferrari - El piloto asturiano acaba quinto por problemas con la dirección de su Renault - El japonés Sato y el inglés Button confirman su enorme progreso - El Campeonato del Mundo deja Europa y la próxima cita será en Canadá
Por predecible que resultara, se vio una bonita carrera en Nürburgring. La superioridad de Ferrari es tan abrumadora que optó a la victoria por dos vías distintas y ambas estrategias respondieron a sus expectativas: la escudería italiana sumó el cuarto doblete en siete pruebas y Michael Schumacher celebró su sexto triunfo con una especial satisfacción, porque competía en casa, había abandonado en Montecarlo y quería dedicarle el éxito a Umberto Agnelli, ex presidente de la FIAT fallecido el jueves. Nada de cuanto se propone parece vedado al alemán, dispuesto a firmar su séptimo título sin discusión: es el mejor piloto, corre con el coche más fiable, potente y popular y no tiene advesario.
La dimisión de McLaren y Williams es tan escandalosa que su protagonismo se reduce al anecdotario. Las roturas de motor se alternan con las trifulcas de los pilotos. Raikkonen y Coulthard no arrancan, Ralf Schumacher anda de pelea en pelea y Montoya no sabe correr en tierra de nadie. Asfalto abonado para equipos ambiciosos como BAR-Honda y Renault. Y es en este contexto en el que hay que medir a Fernando Alonso.
La excelente trayectoria del asturiano la pasada temporada abonaba grandes expectativas para el presente. Incluso parecía imponerse la sensación de que debía competir por el podio en cada carrera, de manera que habrá quien diga que un quinto puesto como el de ayer suena a poca cosa, y más cuando el propio piloto alimentaba la posibilidad de subirse en el cajón al situarse tercero. Infalible en el arranque y el remonte, se aguardaba con excitación el día en que Alonso atraparía a Schumacher y le obligaría a nombrarle su sucesor.
Ocurre, sin embargo, que Schumi cada vez está más lejos de Alonso y en medio se interpone una generación de pilotos que para nada está dispuesta a hacerle el caldo gordo al alemán como la mayoría de la clase media acomodada al circo. Button ya es más popular que Beckham; Sato mereció ser segundo ayer, y Trulli dejó de ser el niño mimado de Briatore al que Renault daba el mejor coche porque le tenía tirria a Alonso. Al igual que en el fútbol, como le recuerda Cruyff a Ronaldinho, el segundo es el año más difícil para el que ha sido deportista revelación del primero. A Alonso por tanto no le pasa nada extraño: en la medida en que supere la prueba de la madurez, se conocerán sus posibilidades de ser campeón. Y para tal fin es tan importante ponderar un quinto puesto como no buscar excusas cada vez que no sube al podio.
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