Carteles y edades

La realidad musical anglosajona en cuanto a música para jóvenes no ayuda este año a confeccionar ningún buen cartel de artistas para festivales masivos. Sólo Eminem tendría ahora categoría y nivel para cerrar un macrofestival del tamaño de Festimad, pero, desgraciadamente, el Elvis del rap está inaccesible. A cambio, esta edición del festival madrileño ha apelado a nombres míticos como Patti Smith o los resucitados Pixies como reclamo. La primera, ejerciendo de suma sacerdotisa del rock antiguo, pero rebelde de verdad -fue impagable su rueda de prensa previa al concierto, en la que insistió en el muy difícil papel de ser auténticamente progresista en un país tan obtuso como los Estados Unidos de Bush-, y los segundos, para tirar de un público de treinta años, que son los que siguieron en su momento las andanzas de Frank Black y los suyos. Por lo demás, los seguidores de Ben Harper, otro de los protagonistas de Festimad 2004, tampoco son imberbes. El cartel se completó con más ofertas procedentes del proceloso mundo del metal más o menos duro -Die Happy, Kannon, Rasmus-, mucho hip-hop y algún nombre potente del revivalismo de turno, como es el caso de los Jet. Esto ha repercutido tremendamente en la edad del público, que por primera vez se alejó del tópico de los adolescentes con piercing y el pelo teñido, los manuchaístas y los viejos indies. ¡Ah! La mayor parte de los artistas de la edición de este Festimad no tenía el inglés como idioma nativo. Interesante.