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Las lluvias dejan 870 muertos en La Española

Cientos de desaparecidos en avalanchas de agua y lodo en República Dominicana y Haití

La cifra de muertos como consecuencia de las torrenciales lluvias caídas desde el sábado en República Dominicana y Haití sigue creciendo. El último boletín dado a conocer ayer por la mañana por la Comisión Nacional de Emergencia (CNE) dominicana informaba de que se habían recuperado 300 cadáveres, sobre todo en el pueblo fronterizo de Jimaní, arrasado por una riada de agua y lodo. En Haití, las protección civil anunció que 571 personas han perdido la vida. El personal de rescate que trabaja en la zona del desastre aseguró que entre muertos y desaparecidos habrá más de mil víctimas.

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Los desaparecidos también se cuentan por centenares en la isla Española. La CNE informó ayer de que no se conocía el paradero de 375 personas. Las autoridades dominicanas indicaron que otros 122 lugareños sufren heridas. En Haití no se pudieron ofrecer datos tan precisos por la dificultad para acceder a algunas áreas que han sido golpeadas por las precipitaciones y las riadas. Sólo se sabía de la muerte de 158 personas en la localidad de Fond Verettes, un poblado del sureste del país que sufrió el embate de las aguas del río Silie el pasado domingo. Otros dos pueblos cercanos no se quedaban atrás. Margarette Martin, delegada del Gobierno en esa región, explicó que se han hallado alrededor de 200 cuerpos en los poblados fronterizos de Mapou, Belle Anse y Tiotte. En ellos, más de 150 personas resultaron heridas y había medio millar de viviendas destruidas por riadas de agua y lodo. Varios cientos de personas han desaparecido.

En Jimaní, pueblo de 8.000 habitantes ubicado a 280 kilómetros al suroeste de Santo Domingo, la capital dominicana, miembros de la Defensa Civil, militares y personal médico trabajaban sin descanso en la recuperación de cadáveres. La búsqueda se centraba en el barrio La 40 y sus cercanías, donde al menos 300 viviendas fueron arrancadas de cuajo por las aguas y otras 500 quedaron parcialmente destruidas.

Parte del personal asignado a las labores de rescate se ocupaba de recibir las ayudas -especialmente agua potable, comida enlatada y ropa- que llegan a la zona, aunque su distribución no se hacía con la premura necesaria. También se trasladó hasta Jimaní personal médico de la Cruz Roja (cuya sección española ha dispuesto un número de teléfono para realizar donaciones 902 22 22 92) y de la CNE para examinar a personas con heridas menores y asistir psicológicamente a cientos de personas que lo han perdido todo. Algunos, a sus familias completas. Las autoridades sanitarias dominicanas también tomaron algunas medidas para evitar la propagación de enfermedades y el surgimiento de epidemias -polio y sarampión, entre otras- que compliquen aún más la situación que se vive en lo que queda de Jimaní.

Colaboración militar

El panorama al otro lado de la frontera, en Haití, el país más pobre de América Latina, era caótico. La dificultad para acceder a las áreas afectadas por los aguaceros torrenciales entorpecía las labores de rescate en las que están colaborando militares de Estados Unidos y de Canadá, que llegaron a Haití en el mes de febrero, después del derrocamiento del ex presidente Jean Bertrand Aristide. Estas tropas realizan principalmente labores que tienen que ver con el transporte de alimentos, medicinas, agua potable, así como la reparación de carreteras, la mayoría de ellas cortadas.

Autoridades de ambos países siguen canalizando la ayuda humanitaria que les está llegando desde diferentes lugares. Los ciudadanos de República Dominicana se acercaban a espacios habilitados en empresas e instituciones para llevar camisas, calzados, mantas, sábanas, botellas de agua, medicinas y multitud de productos enlatados.

También desde el extranjero han comenzado a llegar ayudas, que están en manos de personal diplomático designado para su recepción y canalización. Ese apoyo está llegando, principalmente, de Estados Unidos, España, Canadá, Francia y Alemania.

Ayer al mediodía, el presidente dominicano, Hipólito Mejía, todavía no había declarado el estado de emergencia para la zona de la catástrofe. Jimaní y sus alrededores seguían en alerta roja pese a los informes meteorológicos de que la situación de inestabilidad climática había terminado.

Un soldado dominicano pasa junto al cuerpo de una víctima de la riada del lunes en el municipio de Jimaní.
Un soldado dominicano pasa junto al cuerpo de una víctima de la riada del lunes en el municipio de Jimaní.EFE

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