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Reportaje:

Espacio público de trenes

El arquitecto César Portela, que diseñará la gran estación central de Valencia, explica las líneas básicas de su trabajo

Ferran Bono

"La gente puede ir allí no sólo para velar el culto a los muertos, sino para disfrutar del paisaje". Un paisaje formado por el imponente océano abierto, porque el arquitecto gallego César Portela estaba mostrando ayer diapositivas del cementerio que ha diseñado en un enclave que pasó por ser el confín del mundo, Finisterre. Poco antes había mostrado su satisfacción ante una imagen que recogía a un anciano al abrigo del inclemente sol de Córdoba, leyendo el periódico, sin intención de iniciar ningún viaje, aunque estaba en la estación de autobuses de la ciudad andaluza, que también ha diseñado y por la que ha recibido el Premio Nacional de Arquitectura.

Portela no dejó de incidir a lo largo de su intervención en el Muvim, dentro de la Semana de la Arquitectura, organizada por el Colegio de Arquitectos de la Comunidad Valenciana, que su ideal arquitectónico es crear "espacios públicos", espacios como el que pretende crear en la futura Estación Central de Valencia, que se emplazará a modo de prolongación de la actual Estación del Norte, diseñada por Demetrio Ribes, en el previsto (desde hace muchos años) parque central de la ciudad.

El Ministerio de Fomento adjudicó al grupo empresarial de ingeniería y consulting Sener la reordenación del tráfico ferroviario a su llegada a Valencia, que acogerá al futuro AVE y demás trenes, incluidas conexiones con el metro. Una estación intermodal que la empresa le ha encargado recientemente a Portela.

El arquitecto aún no ha empezado a diseñar el proyecto, cuyos plazos de ejecución no están aún claros. Por eso habló ayer de sus proyectos ya construidos con el objeto de dar una idea de su concepción arquitectónica. Resumió algunos puntos de este ideario: dijo que se encamina cada vez más hacia una "arquitectura desnuda", funcional, alejada de los "falsos cantos de sirena", que promueve el encuentro entre la cultura y la vida, sin "concesiones a la galería", "absolutamente respetuosa", como deben ser las relaciones entre las personas. Añadió, parafraseando al compositor Celibidache, que la belleza es un grado útil.

De la Estación Central apuntó su intención de que reúna muchos de estos aspectos, se constituya en un "espacio público al servicio de Valencia", y funcione también "como una charnela con el casco histórico". Para ello deberá establecer un diálogo con el magnífico edificio modernista, que será "respetuoso", sin que el nuevo edificio carezca de personalidad propia.

"Lo siento pero aún no puedo decir nada más", dijo a los periodistas antes de su intervención, en la que pasó revista también a otros proyectos suyos, como un puente en una población japonesa, un faro en la Costa da Morte o el Museo del Mar en Vigo, en colaboración con Aldo Rossi. Todos ellos guardan en común un gran respeto por el entorno y un estudio de las características del mismo, incluso de la gama cromática de la ciudad de Córdoba, por ejemplo.

A Portela le acompañaban en la mesa los arquitectos Manuel Portaceli, Julio Gómez Perretta y el decano del Colegio de Arquitectos de la Comunidad Valenciana, Fabián Llisterri, y el director general de Transporte de la Generalitat, Vicente Dómine. El debate empezó cuando ya anochecía. Dómine fue uno de los primeros en intervenir para explicar la decisión de ubicar la nueva estación multimodal, en la que se prevé un flujo de unos 40 millones de personas al año, junto a la de Ribes, para no perder centralidad. Se horadarán dos niveles subterráneos a siete y a 21 metros a los que se accederá por la actual estación.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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