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Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

El enigma desvelado de J. C.

Cuenta la leyenda que dos aviones se cruzan en el Atlántico. En uno va Juan Cruz y en el otro también. Algo tiene que ver con ese don de la ubicuidad que tiene este periodista, editor, agente y agitador cultural. Hace como seis años que cumplió 50, pero J. C. tiene una larga leyenda que para sí quisieran muchos. Lo que sí es cierto, y esta periodista puede asegurarlo, es que la semana pasada J. C. estuvo casi 24 horas seguidas en Barcelona.

Motivo número uno: la presentación de La playa del horizonte (Destino) su nueva ¿novela? ¿memorias? "Importa un carajo", como dijo Javier Cercas. Cada uno lee el libro como quiere. Motivo número dos: encontrarse con sus amigos. Son muchos. Almuerzo en El Principal, presentación en Laie, cena en Casa Leopoldo.

Fue un debate largo que partió de una cuestión interesante. ¿Cuántos J. C. hay? Dos, como mínimo. El peronaje público, expansivo, acelerado, "no egoísta ni egotista, generoso, que hace de la amistad un arte", dijo Juan Cueto. "El pastor de escritores, el que les lleva de un lado a otro, que les acompaña, que les da felicidad", añadió Joan Barril. Y otro muy íntimo, que se esconde tras la facilidad de la palabra, el que aparece en La playa del horizonte. En eso coincidieron Cueto, Cercas y Barril, también en que este libro marca un antes y un después en la literatura de J. C.

"Es el retrato de una generación a través de tres décadas que han marcado nuestras vidas", explicó Cueto. "En los setenta llega a Madrid, fascinado por Madrid. A pesar de que no es un libro realista, es el mejor retrato que conozco de la ciudad, con sus olores y sudores. Luego, los ochenta y parte de los noventa, en que nos creímos inmortales. De mediados de los noventa y ya en este siglo, vemos en el libro la gran crisis de Juan Cruz. Nos lo cuenta de manera crepuscular, a traves de retratos de amigos, algunos de los cuales vio morir, como Juan Benet".

Otras miradas de las que J. C. aprende asoman en este libro: Onetti, Gil de Biedma, Manuel Puig, Dulce Chacón, Carlos Barral... "Retratos casi todos de personajes que se acercan al final", añadió Cercas, "y ahí el libro deja ser meramente memoria para convertirse en reflexión intensa, sobre la escritura, sobre el miedo, sobre la muerte, sobre el tiempo que nos pasa a todos por encima como si fuera una apisonadora que deja un rastro de destrucción".

"Si no recuerdo no existo", dice el libro de J. C. En La playa del horizonte está la memoria de la infancia y de la adolescencia en Tenerife, lejana y presente. "En esta obsesión está también su condena: el pasado es irrecuperable. Y por eso, dejémonos de puñetas, es un libro triste. Juan es incapaz de curarase de esa playa", concluyó Cercas, que hizo un "epitafio pistolero al estilo del salvaje Oeste: Juan, nunca debiste salir de Tenerife".

No hay duda, el verdadero Juan Cruz es el que aparece en este libro. Sorprendente, quizá inventado, pero más real que el de carne y hueso. Para desmentirlo, el J. C. de siempre contó su amor por Barcelona, por el Barça, recitó la letra de una canción de Raimon en un catalán canario casi perfecto, contó chistes... y aceptó el desafío de Barril: "Dentro de 20 o 30 años escribirás un libro en el que pondrás todo lo que no ha aparecido en éste".

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