"Me he llevado la galleta de la Liga"
Alfaro ironiza sobre el puñetazo de Bakayoko y los osasunistas dicen que fueron provocados
Nada podía parar la alegría que disfrutaba ayer la plantilla del Sevilla tras conseguir clasificarse para jugar la próxima edición de la Copa de la UEFA. Se festejaba toda la trayectoria liguera, pero nadie olvidaba lo penoso que había sido el último capítulo. En el restaurante en el que se celebró el regreso a Europa se analizaban, cómo no, los bochornosos incidentes durante el partido contra Osasuna. Con sorpresa y con bastante sentido de la autocrítica.
El central sevillista Javi Navarro mostraba una mella en la piel de uno de los dedos de su mano izquierda en la que habían estado los dientes del osasunista Webó. "No entiendo la agresividad de algunos de los jugadores de Osasuna. Desde el primer córner, nos hemos dado con todo. No recuerdo nada igual". Navarro olvidaba que en una acción arrolló a Webó y que, ya en el suelo, le clavó las uñas en un ojo mientras su adversario le mordía los dedos de la mano izquierda.
El compañero de Navarro en la zaga, Pablo Alfaro, prefería ironizar sobre el puñetazo que recibió de Bakayoko, en plena tangana tras el mordisco a Navarro y el ojazo a Webó. "Me he llevado la galleta de la Liga y encima me expulsan", comenta entre risas. "Me fui hacia el linier para asegurarle que lo único que había hecho era llevarme un puñetazo".
El portero Esteban o el mexicanoTorrado -paisano del técnico osasunista, Javier Aguirre- se sumaban a los incrédulos. La incredulidad de Esteban irritaba a los osasunista, porque el portero sevillista, en un exceso de testosterona, había declarado: "Se van a enterar los jugadores de Osasuna de cómo metemos la pierna", aludiendo al posible interés añadido del equipo navarro por posibes primas a terceros. Ahí empezó el fuego.
A Osasuna nada le dolió más que las provocaciones dialécticas del Sevilla durante la semana previa al partido. Esteban se salió, y Osasuna le cogió la palabra. "Sabemos cómo es el Sevilla. Busca la pelea y la bronca, pero estaba claro que nosotros no nos íbamos a arrugar", afirma Valdo.
Casi todos los jugadores sevillistas sostenían que los culpables de la violencia fueron algunos jugadores de Osasuna. En concreto, la mayoría de las voces acusaban directamente a Morales, Aloisi, Webo y Bakayoko. Otros, como Cruchaga, recibían elogios por haber sido capaces de aislarse del, a su juicio, perfil barriobajero que buscaba su equipo. En Osasuna, la opinión era contraria. "¿A quién le extraña el Sevilla?", se preguntaba Valdo, "si llevan toda la temporada igual. Estuvieron toda la semana calentando el partido por el tema de las primas y con un público que ya sabemos cómo es en su campo. Pero no nos íbamos a arrugar".
Los sevillistas también tuvieron un hueco para criticar su propia actitud sobre el terreno de juego. "Nos jugábamos mucho y estuvimos cerca de olvidarnos de ello por entrar a todas las provocaciones", aseguraba en privado uno de los titulares. "Casi todos hemos hecho méritos para que nos expulsaran y eso tan sólo habría perjudicado al equipo".
El árbitro, Losantos Omar, también recibe algunas puyas. "Tenía que haber cortado las peleas en los saques de córner, antes de la primera tangana", sostenía un futbolista del Sevilla. "Lo que no se puede hacer es expulsar a un suplente -Alfredo, por agresión a Salvador Torres, ayudante sanitario del Sevilla- después de un follón en el que se pegó todo el mundo durante cinco minutos". Según el acta, Alfredo, que estaba en el banquillo, fue expulsado tras un enfrentamiento con el mencionado técnico sanitario, que irrumpió desde el acceso al túnel de vestuarios. "Ambos se propinaron mutuamente puñetazos y patadas", se dice en el acta.
Aunque todos niegan que hubiera viejas cuentas pendientes, en Sevilla se acusa a los pamploneses de haberse dejado ganar por el Alavés hace cinco temporadas para que éste se clasificara para la UEFA.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.