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Reportaje:

A Segunda con 60 millones de deuda

El Celta no quiso una póliza de seguro contra el descenso al duplicarse cuando bajó el Atlético

Imposible imaginar el año que descendió el Atlético que algún día aquel suceso iba a perjudicar la economía del Celta. Pero sí. Las compañías aseguradoras comprendieron el porqué de los tópicos sobre el azaroso mundo del fútbol, los resultados imposibles y, por supuesto, los descensos inesperados. "Las pólizas por la pérdida de categoría cotizaban a un 18%, pero a raíz de aquello subieron al 35% de la cantidad asegurada y descartamos contratarla", recuerda el gerente del Celta, Sabino López. Hoy lo lamenta. El Celta es desde el domingo un club de Segunda y se las tendrá que ingeniar para equilibrar en su presupuesto la pérdida de dos terceras partes de lo que ingresaba en Primera.

Llueve sobre mojado porque el Celta no es ajeno a la crisis que han sufrido tantos clubes en los tiempos de fichajes deslumbrantes y presupuestos desmesurados. Su deuda se aproxima a los 60 millones de euros, casi 12 de ellos con el fisco. Para entender la situación basta con recordar lo ocurrido en vísperas del Celta-Milan, en el estreno del equipo en la Liga de Campeones, cuando los jugadores abandonaron la concentración por un asunto de deudas. "Si nos quedamos con los mismos, habrá que ir a una renegociación de las fichas a la baja", advierte el secretario técnico, Félix Carnero. Sólo por derechos de televisión, el Celta dejará de ingresar en Segunda casi 20 millones, lo que compromete el abono de unos emolumentos en algunos casos superiores al millón.

El presidente y accionista mayoritario del club, Horacio Gómez, se ha anticipado a los movimientos con una declaración de principios. "No venderos jugadores por debajo de su precio real". La experiencia de otros clubes, la crisis del mercado y las palabras del secretario técnico parecen contradecirle. "Habrá que buscar el equilibrio presupuestario y estar abiertos a ofertas, ya que será imposible mantener el gasto de las fichas ", confiesa Carnero, que parte de una evidencia: "No se puede soportar en Segunda una plantilla y un presupuesto de Primera". Un problema añadido será el de la veteranía de buena parte del plantel, la más difícil de reubicar, lo que puede abocar al Celta a emprender el nuevo ciclo cargado de años. Las quinielas de la afición ponen fuera del club a gente aún prometedora como Luccin, Juanfran, Jesuli, Velasco o Edu, en algún caso con sus agentes desfilando ayer por la sede del club. Otros, como Berizzo, Méndez, Giovanella, Ángel o José Ignacio, serían los que actuasen en Segunda. Por razones de necesidad, queda la cantera: el Celta B ha hecho una meritoria campaña en Segunda B, pero la liguilla de ascenso a Segunda A ya no tiene sentido para él. "Hay chicos del filial que ya han jugado esta temporada con el primer equipo y alguno de ellos subirá", admite Carnero. La crisis beneficiará a Oubiña, Israel, Iago Bouzón o Nacho Franco, que disputaron minutos este curso en Primera y que tienen posibilidades de conseguir una ficha profesional. "La idea es buscar un equilibrio y construir un equipo competitivo que mezcle veteranía y juventud, pero las posibilidades económicas nos van a limitar", apunta el secretario técnico céltico. El dilema más angustioso para el club es encajar el diseño de un nuevo ciclo en la urgencia del ascenso sobre un escenario de crisis. "Si subimos en una temporada, nos volveremos a enganchar a los contratos de televisión", precisa el gerente. "La idea es formar un equipo competitivo para que el paso por Segunda sea de una sola campaña", certifica el secretario técnico.

El mallorquinista Poli frena en falta al céltico Ángel en el partido del pasado domingo en Balaídos.
El mallorquinista Poli frena en falta al céltico Ángel en el partido del pasado domingo en Balaídos.EFE
Un aficionado del Celta cubre su cabeza con una bandera tras el descenso de su equipo.
Un aficionado del Celta cubre su cabeza con una bandera tras el descenso de su equipo.EFE

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