Llegan a Almería 234 soldados españoles procedentes de Kuwait

El tercer contingente de militares de apoyo al repliegue de las tropas españolas en Irak, formado por 234 militares, llegó en la madrugada del domingo al aeropuerto de Almería en un vuelo chárter fletado por Defensa. Estaba previsto que anoche aterrizase en el aeropuerto almeriense otro avión con unos 200 militares. El repliegue de los militares que se encuentran ya en Kuwait quedará terminado hoy.

Con la llegada hoy a Torrejón de Ardoz (Madrid) de un vuelo procedente de Kuwait concluirá el regreso de casi todos los militares españoles que fueron enviados por el anterior Gobierno a Irak. 190 de los 234 soldados llegados a las 5.05 horas del domingo se quedaron en Almería, mientras que 70 se desplazaron a la ciudad malagueña de Ronda. El resto del contingente prosiguió viaje a Madrid, Sevilla y Valencia.

Los militares, integrantes del Contingente de Apoyo al Repliegue Español (CONAPRE), fueron recibidos por numerosos familiares y una comisión de la Brigada de la Legión Rey Alfonso XIII con base en Viator (Almería), con una banda de música que amenizó con marchas militares la espera, que se prolongó media hora sobre el horario previsto. Tras abandonar el avión que transportó a los efectivos, el comandante Esteban López explicó que el repliegue se estaba desarrollando con normalidad y "está siendo muy ordenado, y con suerte. La única pega es el calor".

Ésta es la tercera rotación de repliegue que llega a España ya que con anterioridad, el pasado viernes, llegaron 226 militares, y el día 14 de mayo otros 144. La cuarta rotación estaba previsto que aterrizara en la capital almeriense en la noche de ayer y estaba previsto que incluyera entre 200 y 230 militares. Según fuentes de Defensa, otro avión chárter con militares procedentes de Kuwait aterrizará a las 16.00 horas de hoy a la base de Torrejón de Ardoz (Madrid).

Tras la llegada de estos últimos 800 efectivos, en Kuwait sólo permanecerá un pequeño grupo de soldados, entre 50 y 100, que tendrá que encargarse de labores logísticas, que consistirán básicamente en el transporte del material desde Camp Virginia, el punto donde se ha agrupado el grueso del contingente, hasta el puerto de la capital del emirato. Un buque mercante zarpó hace cuatro días con parte del material pesado -el más ligero se transportará en avión-, y está previsto que otros dos salgan con el resto los próximos 8 y 20 de junio. Se trata de cuatro helicópteros, 91 vehículos de combate, 297 de transporte y de tipo logístico, y más de 300 contenedores, además de armamento, maquinaria, grupos electrógenos y otros pertrechos.

Según explicó el portavoz militar español en Kuwait, el teniente coronel José Luis Puig, la retirada de las tropas era una misión muy difícil, "pero los legionarios y los soldados que han participado en la misión española están acostumbrados a retos difíciles y, afortunadamente, lo han demostrado una vez más". El militar español recordó que la salida de las tropas españolas de Irak no fue sencilla, y que el día anterior al repliegue total se produjo una emboscada, en la que resultó herido leve un sargento primero.

Sobre el adelanto de una semana de la salida del país árabe, Puig admitió que incluso la fecha límite del 27 de mayo era "un reto importante", pero el repliegue se aceleró en cuanto se transfirió la responsabilidad de la ciudad de Diwaniya y de su provincia al Ejército estadounidense, el pasado 16 de mayo.

Hasta ese momento, las tropas españolas debían mantener las misiones habituales de control y seguridad en ese territorio, además de proseguir con el repliegue. "Los norteamericanos han colaborado con nosotros de una forma excepcional" y el relevo se hizo con "diligencia", insistió Puig.

El teniente coronel también recordó que los soldados españoles han mantenido su propia cobertura y seguridad a lo largo de todo el recorrido hacia Kuwait, aunque destacó que holandeses y británicos mantenían controles en sus respectivas zonas. Puig precisó que el objetivo era mantener el secreto de las operaciones porque "realmente había un peligro real muy tangible y no había que bajar la guardia".

El general Muñoz, jefe del contingente español en Irak, tenía órdenes de cambiar las fechas y las horas previstas del repliegue si se publicaban las planeadas inicialmente, ya que, según indicó el portavoz militar, "los extremistas iraquíes se enteraban de todo cuanto se publicaba en los medios de comunicación sobre el repliegue".