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Reportaje:

Suben las apuestas por el turismo

El número de visitantes extranjeros aumentó el año pasado un 13,8%

Mientras la actividad turística sufrió en el mundo una caída récord de -1,2% durante 2003, medida por las llegadas de visitantes internacionales, debido a la combinación de la debilidad de la economía mundial, el conflicto en Irak y la epidemia de SARS, en Chile se registró la tendencia contraria, con un aumento del 13,8% en los visitantes extranjeros respecto a 2002. Los 1,6 millones de viajeros a Chile dejaron 1.085 millones de dólares el año pasado, equivalentes a las divisas que este país obtiene con las exportaciones de salmón, un 8,5% más que en 2002.

La tendencia positiva ha continuado en el primer trimestre de este año, con un incremento de 21,1% de los turistas respecto del mismo periodo en 2003, que se eleva al 24,5% considerando sólo a los españoles. Los viajeros de destinos lejanos, como europeos y estadounidenses, quienes más divisas dejan, están entre los que más han aumentado.

En 2002 se invirtieron 324 millones de dólares en proyectos turísticos y otros 3.645 millones en proyectos inmobiliarios asociados
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Cada vez más personas descubren la magia de este país, cuya variedad de climas y paisajes incluye en su extremo norte el desierto de Atacama, el más seco del mundo, en el sur termina en la Patagonia y se extiende hasta la Antártica, en el Pacífico, a la Isla de Pascua, con sus gigantes de piedra, y que se caracteriza por la escarpada cordillera de Los Andes. El lema de las campañas de promoción es Chile, naturaleza que conmueve.

Pero los estudios indican que los turistas también vienen atraídos por la mayor estabilidad, seguridad e infraestructura relativa, respecto de otros países latinoamericanos, algo que crecientemente tienta a los viajeros de negocios, un flujo que se espera suba por los tratados de libre comercio que ha suscrito Chile (Europa, Estados Unidos, México, Canadá, Corea) y los que estudia (India y China). En 2003, los lectores de The Guardian y The Observer eligieron en una encuesta a Chile como el mejor destino turístico lejano: desde Europa lleva de 12,7 a 15 horas de vuelo.

Por eso muchos apuestan al potencial de este sector en el país. Un estudio del Banco Mundial pronostica que el turismo de intereses especiales será una de las actividades productivas más importantes de Chile a mediados de la próxima década. Donde hay más oportunidades de inversión es desde los lagos hacia el sur, en la Patagonia, demandada por sus bosques templados australes, el turismo aventura, la navegación en los fiordos y canales, la pesca con mosca y sus glaciares, sostiene el director del Servicio Nacional de Turismo (Sernatur, agencia estatal que promueve el sector), Óscar Santelices.

"En la Patagonia se requieren cabañas, lodges (alojamientos lujosos en plena naturaleza, junto a lugares de pesca), transportes incluyendo embarcaciones, inversiones de calidad que no son de gran escala, entre 1,0 a 15 millones de dólares", afirma. Una de las ventajas de la zona son sus franquicias tributarias, que contemplan descuentos fiscales, bonificación por contratación de mano de obra y tratamiento de exportadores a los inversores, agrega Santelices. Una oportunidad análoga se abre en el norte del país, en algunas partes del desierto de Atacama, donde la oferta es una combinación de sol, playas, arqueología y naturaleza.

Otros nichos

Los operadores del sector y las autoridades coinciden en que hay otros nichos de negocios en Valparaíso, cuyo centro histórico fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 2002. Esta ciudad está unida con la turística Viña del Mar, que requiere de más hotelería de calidad. Hay posibilidades también para invertir en el desarrollo de proyectos de turismo invernal y termas. Otra oportunidad se observa en los servicios asociados, en especial la gastronomía.

Los empresarios han advertido esta oportunidad. Un catastro del Gobierno detectó inversiones en 2002 por 324 millones de dólares en proyectos turísticos, y otros 3.645 millones en proyectos inmobiliarios turísticos. El esfuerzo privado y público apunta a descentralizar el turismo desde la capital hacia las regiones, y en una agenda común de actividades incorporan la capacitación de los trabajadores.

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