El drama
El maquillaje que se pusieron Eduardo Zaplana y Francisco Camps para disimular que habían cerrado en falso la crisis del partido no ha durado ni un mes. La suspensión de pagos de Terra Mítica ha sacado a la superficie lo que no había dejado de suceder en el subsuelo, por más que Camps haya tratado de cohesionar el partido con la exasperada defensa del trasvase, de la que ya pocos dudan que es sólo una maniobra de consumo interno para, al menos, reagrupar al partido bajo una consigna. A Zaplana no sólo se le ha derrumbado el resplandeciente futuro que le auguraba su coro, sino que ya resulta imposible camuflar el verdadero resultado de su calamitosa gestión, que se puede leer en la deuda de la Generalitat, que ha dejado sin margen de maniobra al Consell, y en el anunciado y estrepitoso fracaso de Terra Mítica, que, por decirlo con la ampulosidad del dimisionario a largo plazo Julio de España, es "la piedra central del proyecto global ideado por Zaplana para impulsar la creación de riqueza en la Comunidad Valenciana". Las cajas de ahorros ya no están dispuestas a mantener el coma vegetativo del parque a costa de poner en peligro su propia supervivencia, y Zaplana no quiere apechugar con la responsabilidad derivada de su torpeza, aunque para ello fuera necesaria la desaparición de las cajas de ahorro y la bancarrota del propio Consell. En esa desesperación ha lanzado a dos pecheros como el presidente de la Diputación de Alicante y el de las Cortes Valencianas en tromba contra Camps, zarandeando el equilibrio de la principal institución valenciana y agitando el irresponsable fantasma de la discriminación de Valencia respecto a Alicante. El jueves, mientras Canal 9 hacía la propaganda oportuna de los intereses de Zaplana contra el Consell, que se supone que es el responsable del ente televisivo, y contra la estabilidad territorial, Camps paseaba sobre una nube con la bufandita del Valencia CF. ¿Hará algo más? Aunque nunca se sabe qué es peor, porque lo único que se ha atrevido a tocar a través de su brazo derecho (Esteban González Pons) ha sido (Consuelo Ciscar) para fastidiar a uno de los pocos consejeros que están de su parte (Rafael Blasco). ¿Aguantará el PP hasta 2007?
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