Reforma laboral
El anuncio del ministro Jesús Caldera de una nueva reforma laboral pone de nuevo encima de la mesa la realidad de nuestro mercado de trabajo, que presenta desajustes importantes.
La temporalidad de los contratos es una de las más importantes y cabe recordar que España triplica casi la tasa media de la Unión europea: un 32% frente a un 12%. Por otra parte, un pequeño repaso a las estadísticas publicadas por el Inem nos indica que en el mes de abril, de un total de 1.256.809 contratos tan sólo un 10%, en concreto 126.813, han sido indefinidos. Pero hay más. Si analizamos 2003, de 13.398.295 contratos tan solo un 9,47% han sido indefinidos.
La decisión de iniciar un proceso de reforma con diálogo con los agentes sociales además de justificada es un acierto. Solución mágica es probable que no exista, pero medidas de apoyo a la contratación indefinida con subvenciones y bonificaciones en la seguridad social junto con una penalización en determinadas modalidades contractuales que son abusivamente utilizadas sin respectar el criterio de causalidad del contrato siempre darán buenos resultados.
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