La pérdida de calidad, amenaza número uno para el periodismo

Las amenazas del periodismo son múltiples, y proceden de varios frentes. Las nuevas tecnologías, la concentración de medios en pocas manos, la tendencia al espectáculo y la banalización de la información son sólo una parte de unos cambios que de una profesión que intenta poner orden en la caótica realidad, según se ha dicho en el diálogo sobre Información, poder y ética en el siglo XXI. En la sesión de ayer, apareció un nuevo peligro que procede del propio periodista: la pereza.

En el apartado Las amenazas de la profesión, Bieito Rubido, director de La Voz de Galicia, alertó sobre "unas redacciones que se parecen cada vez más a oficinas". Los profesionales deben mantener unos estándares de calidad que ahuyenten "el periodismo perezoso, que al final se limita a digerir comunicados de prensa como a un niño que le dan todo masticado", subrayó David Randall, director de suplementos de The Independent y autor del libro El periodista universal.

Valor e investigación

Randall dijo que, a pesar de que muchos creen que hay un periodismo diferenciado en función del país donde está escrito, en realidad sólo existen dos clases de periodismo: el bueno y el malo. "Hay periodismo pésimo, hasta el punto de que es un verdadero peligro para la profesión". Randall denunció el periodismo "de mentes estrechas, que se lleva a cabo sin investigación y sin tener el valor necesario", lo que significa un "empobrecimiento absoluto" desde el punto de vista intelectual. El periodista británico opinó que tal vez sería necesario "algún tipo de normas de control de calidad del trabajo periodístico".

Rubido pidió responsabilidad. Puso como ejemplo que en su diario se informa periódicamente sobre las deudas del Deportivo, y que por esa causa se les denegó el acceso al campo de Riazor. Un juez revocó esta prohibición, pero ahora tienen que ir escoltados por la policía. Para Aidan White, secretario general de la Federación Internacional de Periodistas (FIP), otro peligro es "la situación de precariedad" en la que viven la mayoría de los periodistas, lo que tachó de escandaloso y de amenaza a la calidad. White abogó por que las grandes empresas periodísticas hagan un verdadera inversión en sus plantillas para poder garantizar así la independencia, la pluralidad y la calidad de la información. A este respecto, Josep Carles Rius, subdirector de La Vanguardia señaló como principal peligro la renuncia al papel crítico respecto a los poderes políticos y económicos y la dificultad de conectar con nuevos públicos, especialmente el joven.

En el apartado Para una redefinición de los medios de comunicación públicos, Joan Majó, director general de la CCRTV, vaticinó una crisis a pocos años vista si las radios y televisiones públicas no evolucionan al ritmo de los cambios tecnológicos que se están produciendo, "porque los medios privados sí lo están haciendo".