Mérito de oro

Paciencia. Éste es el único as escondido en la manga de las 144 parejas que se sentaron ayer en la mesa del Palau Olímpic de Badalona, donde juega el equipo de baloncesto del DKV Joventut. Todas ellas se casaron en 1954, y siguen. Han resistido 50 años de vida en común; resistido porque algunas aseguran que si se hubieran casado en el siglo XXI ya estarían separadas.

Lorenza, de 76 años, ha ido a la peluquería como muchas de las novias de oro. Viste de negro y dorado, muy elegante, muestra la placa que el Ayuntamiento de Badalona regala a cada pareja por sus bodas de oro. Ella se casó con Antoni el 10 de enero de 1954. Recuerda que hacía mucho frío, que se hizo el vestido ella misma y que de viaje de novios se fueron a Valencia, a casa de unos parientes. La luna de miel les salió gratis. Antoni, su marido, desvela el secreto del medio siglo de convivencia: "Aguantarnos mutuamente".

Dora y Josep se conocieron a los 14 años. "Hemos pasado ratos muy buenos y también muy malos, pero los hemos superado", dice Dora. "El día de mi boda llevaba vestido largo y un velo que nos pasamos de unas amigas a otras. Comimos arroz, canelones, pollo y cava. En aquellos tiempos, había mucha hambre", añade.

Badalona celebró ayer la 18ª edición de las Bodas de Oro, una fiesta ya tradicional que no ha hecho más que crecer. El primer año reunió a unas 60 parejas. La peculiaridad respecto a otros municipios es que a esta fiesta no sólo están invitados los que cumplen el 50º aniversario, sino también las parejas que superan esa cifra. Los que realmente celebran su aniversario asisten al almuerzo, y el resto, más de 400 parejas, llega a la hora del pastel, de 15 kilos de peso, al brindis con la Traviata de Verdi y, por supuesto, al baile de gala.

Pilar tiene 73 años y una hija ya separada. "Fue un palo muy grande. Ahora hay poca tolerancia. Las mujeres trabajan y tienen más opciones". Pilar y su marido, Julián, como muchos otros, tuvieron que vivir los primeros años en casa de sus padres.

En el año 1954 fue cuando se casaron la actriz Marilyn Monroe y el deportista Joe di Maggio. En ese año, Joaquín y Pepita, de 80 y 82 años respectivamente, también lo hicieron, pero en Badalona. "La boda, incluido el viaje de novios, me costó 16.000 pesetas. Estoy contento con la ristra de ajos que me han salido". Joaquín se refiere a sus dos hijas y sus dos nietos. Pepita dice que es feliz a ratos, pero cuando Joaquín se despista, confiesa: "Si me volviera a casar, lo haría otra vez con el mismo hombre".

Muy cerca de Pepita está Enric, quien tras su boda tuvo que irse a trabajar a Alemania durante tres años para pagarse la casa. Su mujer, Isabel, lo esperó.

Maite Arqué, alcadesa socialista de Badalona e impulsora de esta fiesta, cree que el evento se ha convertido en un acto entrañable: "Ya vienen solos".

Josep e Isabel bajan la rampa del palacio de deportes con un sol de justicia. Son las tres de la tarde y hace 52 años que se unieron en matrimonio. Mientras aguardan impacientes el pastel, dicen: "El secreto es mantener el tira y afloja de la cuerda".