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Columna
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Clamoroso

Una vez más lo inquietante llega de El Ejido. Primero ha sido una denuncia inquietante sobre actividades de fundamentalistas islámicos en la zona de El Ejido y Níjar, intentando captar a inmigrantes marroquíes y pide ayuda para neutralizar esas actividades que buscan receptividad especialmente en los núcleos marginales de inmigrantes, es decir allí donde se juntan los sin papeles y sin trabajo. Contrasta la ejemplar actitud de Atime que evidencia el coraje cívico de las personas que dirigen esa asociación, con el nada cívico comportamiento de los concejales de el PP y el PSOE en el Ayuntamiento de El Ejido que han acordado pedir el indulto de dos condenados por agresión y secuestro. Esas personas fueron condenadas a 15 años de prisión por secuestrar y golpear a tres inmigrantes a los que creyeron autores de un robo en el almacén de uno de los condenados. El desgraciado suceso acabó con la condena de los agresores, primero por una sentencia de la Audiencia de Almería que fue luego ratificada por el Tribunal Supremo. Parece que los concejales populares y socialistas de El Ejido han decidido solicitar el indulto de los condenados atendiendo al clamor popular. Esgrimir el clamor popular como disculpa de su perversa actuación no libera a los concejales de su error que es doble, por una parte porque delata falta de sensibilidad y rigor en el respeto a, como ha dicho la Consejera de Gobernación, las reglas de convivencia por parte de unos servidores públicos que tienen entre otras la obligación de dar ejemplo a los ciudadanos y por otro porque otra obligación ineludible de los servidores públicos es la de distinguir muy bien entre lo que le interesa a ellos, y lo que es bueno para mejorar la sociedad. Da oxígeno en medio del desastre, que lo es, oír al presidente Chaves manifestar su rechazo tajante a la iniciativa, que no es un exceso interpretar que han tomado los señores ediles porque les interesa tener contenta a la mayoría que ha clamado y los ha votado, para que lo siga haciendo, lo de votarles quiero decir, pero su corta mira, deja en evidencia su clamoroso desprecio al cumplimiento de la obligación de todo servidor público de trabajar en la defensa de los valores democráticos y deberían saber, que no hay político que valga un voto si no es esa defensa la que mueve su actuación permanentemente.

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