A por el primer doblete

Al contrario que en sus dos finales perdidas de la Liga de Campeones, en 2000 y 2001, el Valencia llegó ayer a Gotemburgo relajado. Siguió la rutina habitual en sus viajes de la Copa de la UEFA y el avión se llenó de risas y buen humor entre los jugadores, sin el agobio ni la tensión de las citas de París y Milán. ¿Demasiado relajados? Se verá esta noche en el estadio Ullevi, construido para albergar el Mundial de 1958 y en el que un jovencísimo Pelé, 16 años, anunció su despegue estelar. Tambíen en él, eso sí, el Valencia cayó en 1982 ante el Goteborg, entrenado entonces por un joven Sven-Goran Eriksson, en otra Copa de la UEFA.

El Valencia busca su quinto título europeo 24 años después de aquella Supercopa de Europa que atrapó el conjunto liderado por el delantero argentino Kempes ante el Arsenal, en Bruselas, y con Pereira de héroe en la tanda de los penaltis. Antes había ganado una Recopa y dos Copas de la UEFA, antigua Copa de Ferias, un torneo que nunca ha conquistado un equipo francés, si bien el Marsella ganó la Copa de Europa en 1993 y ya con Barthez en el marco.

El árbitro del encuentro, el italiano Pierluigi Collina, de 44 años, ha sido muy bien acogido por los españoles. "Es bueno para los dos conjuntos", sentenció su paisano Carboni, el lateral izquierdo valencianista, que ya ganó una Copa de la UEFA en Gotemburgo jugando con el Sampdoria, que derrotó al Anderlecht, belga, en 1990. De vencer, Carboni, a sus 39 años, sería el futbolista de más edad en conseguir este trofeo.

La unanimidad respecto a Collina se repitió en la expedición española con el balón del encuentro, pero esta vez en sentido negativo. El Roteiro, que será usado también en la Eurocopa, provoca sarpullidos. "Es como si fuera de goma", se quejó Albelda. Precisamente el capitán ha levantado las críticas de Rafa Benítez, el técnico, por unas fotos en las que el centrocampista sale casi desnudo en la revista Interviú. "Es un desprestigio para la profesión", dijo Benítez en la cadena SER.

El Valencia parece obligado a llevar la iniciativa de la final, siendo como es el Marsella un cuadro de defensa y contragolpe. "Echaremos la pelota al medio y ya veremos quién la recoge", bromeó Benítez, que se reconoció como abanderado de los técnicos españoles en esta gran cita. "Recibo muchos mensajes de compañeros, que son muy buenos y poco conocidos fuera de España. También me produce especial satisfacción haber llegado hasta aquí sin haber sido un jugador de élite", proclamó.