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ESP, un salvavidas poco conocido

La incorporación del control de estabilidad en todos los automóviles podría evitar cada año en España 346 víctimas mortales y 1.544 heridos graves provocados por accidentes de tráfico. Ésta es la contundente conclusión de la jornada ESP. Estudio sobre la seguridad en España, convocada por el Real Automóvil Club de España (RACE), la Fundación Instituto Tecnológico para la Seguridad del Automóvil (FITSA) y Bosch, fabricante de componentes.

El control de estabilidad es el mayor avance en seguridad activa (los sistemas pensados para evitar los accidentes) de las últimas décadas. El Mercedes Clase A fue, en 1995, el primer modelo en incorporarlo de serie. Pero hoy en día lo ofrecen ya casi todos los fabricantes, incluso en sus modelos más pequeños y asequibles. Tiene un precio medio de 600 euros y la mayoría de las marcas lo denominan ESP, aunque algunas utilizan siglas diferentes: DSC, VSC...

Muy eficaz, aunque no infalible

El ESP corrige los derrapajes y ayuda al conductor a mantener el control del coche en situaciones comprometidas: curvas que se cierran más de lo previsto, volantazos a un lado y a otro para esquivar un obstáculo... Y en la mayoría de las ocasiones evita salidas de carretera o colisiones contra las vallas laterales de protección. Por eso su implantación masiva podría suponer un ahorro que, asociado a la reducción de las hospitalizaciones, llegaría a 1.110 mi

llones de euros. Y esta cantidad supera de largo los 750 millones que costaría introducirlo de serie en todos los vehículos. La única condición para cubrir el objetivo sería, según Jesús Monclús, responsable de Seguridad Vial de FITSA, "que el conductor no cayera en la tentación de compensar la mejora en seguridad activa del ESP con una conducta más agresiva y a velocidades superiores".

El ESP frena de manera selectiva e independiente cada una de las cuatro ruedas para corregir el derrapaje. Si el coche desliza de delante, frena la rueda trasera interior. Si desliza de atrás, actúa sobre la delantera exterior. Y si es necesario, dosifica también la potencia del motor. Es muy efectivo, tanto con el piso seco como en mojado, pero no logra corregir los errores de apreciación más exagerados (curvas tomadas a velocidades desproporcionadas...).

A pesar de sus ventajas, el ESP es un dispositivo casi desconocido entre los conductores españoles. Las estadísticas de producción revelan que en Alemania la mitad de los coches lo incorporan ya de serie, mientras que en el resto de Europa sólo son uno de cada cuatro, y, en España, tan sólo uno de cada 20.

Según una encuesta de Bosch realizada entre 1.070 conductores españoles, sólo el 9% conocía el ESP y su funcionamiento. Sin embargo, cuando se explicó cómo mejora la seguridad, el 90% manifestó una intención firme de incluirlo en su próximo coche. Asimismo, un 92% se ha mostrado convencido de que tendría que venir de serie en todos los coches. Y un 63% estaría dispuesto a pagar más por tenerlo.

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