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Reportaje:FÚTBOL | Muerte de un dirigente que marcó una época en el Atlético

Una vida intensa

Estuvo ligado al club desde 1981, primero como socio, y en 1987 llegó a la presidencia

Jesús Gil y Gil nació en Burgo de Osma (Soria) el 12 de marzo de 1933. Inició los estudios de Ciencias Económicas en Madrid pero los abandonó en los primeros cursos. Después de trabajar en la compra-venta de automóviles y solares se dedicó a los negocios de construcción. En 1961 se casó con María de los Angeles Marín Cobo, con quien tenía tres hijos y una hija.

Gil fue promotor de la urbanización Los Angeles de San Rafael (Segovia), en la que el 15 de junio de 1969 murieron 58 personas al derrumbarse el techo de un restaurante. Gil fue condenado por imprudencia temeraria a cinco años de cárcel, pero en 1971 fue indultado por Franco tras pasar sólo dieciocho meses en prisión y pagar 400 millones de pesetas. Esa sería la primera de las tres veces que visitara la prisión a lo largo de su vida.

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El 26 de junio de 1987 fue elegido presidente del Atlético en unas accidentadas elecciones. Gil era socio desde 1981 y había sido miembro de su directiva a comienzos de los años ochenta. En diciembre de 1989 nombró a su hijo, Jesús Gil Marín, vicepresidente para asuntos económicos del club, ante el temor de perder el control del club como consecuencia de alguno de los procedimientos sancionadores abiertos contra él.

Entre las numerosas actuaciones polémicas de Gil en sus primeros años al frente del Atlético, por motivos deportivos o de otro tipo, figuran sus acusaciones contra el gobernador y el cajero del Banco de España por la quiebra del Banco de Navarra (por las que tuvo que pagar una indemnización de un millón de pesetas), la expulsión en septiembre de 1989 de sus antiguos opositores en las elecciones a la presidencia del club (caso por el que acabaría siendo condenado por el Tribunal Supremo en 1997), unas declaraciones en las que tachó de homosexual al árbitro francés Michel Vautrot (que le valieron la inhabilitación de la UEFA de 1990 a 1992), las acusaciones contra Ramón Mendoza y el gerente del Real Madrid de instigar el asalto a su chalet (por las que fue condenado por el Tribunal Supremo en 1991), entre otras muchas. Por otro lado, sus intereses inmobiliarios en Marbella también le enfrentaron al Ayuntamiento de la localidad malagueña, que ordenó en 1988 el embargo de su sociedad Vegangeles por impago de licencias de obras, además de querellarse contra Gil por calumnias e injurias.

En 1992 se convirtió en accionista de referencia de la recién constituida Sociedad Anónima Deportiva del Atlético. En 1993 transformó el Atlético de Marbella en Sociedad Anónima con 113,5 millones de capital social suscrito por el Ayuntamiento.

El 8 de marzo de 1996 Gil, amparándose en sus dos guardaespaldas, agredió al gerente del club de fútbol Compostela, José González Fidalgo, a las puertas de la Liga Profesional, episodio que recogieron las cámaras de televisión y que tuvo gran repercusión en los medios de comunicación. El 16 de julio de 1997, el comité de competición de la Federación le inhabilitó como presidente del Atlético cinco meses por sus continuos ataques a la Federación y a sus dirigentes. En noviembre de 1997 fue la FIFA la que le inhabilitó durante 14 meses para representar a su club en las competiciones internacionales por sus reiterados insultos.

Su paso por la cárcel

El 12 de diciembre de 1998 la Fiscalía Anticorrupción le acusó de cuatro delitos de malversación de caudales públicos y otro de falsedad en documento público en el denominado caso camisetas, consistente en el desvío de 450 millones de pesetas del Ayuntamiento de Marbella para contratar publicidad en las camisetas de los jugadores del Atlético de Madrid. El 7 de enero de 1999 ingresó en la prisión provincial de Málaga en relación con estos hechos, aunque pocos días más tarde fue excarcelado por motivos de salud. El caso acabaría en abril de 2002 ante el Tribunal Supremo, que confirmó la condena a 28 años de inhabilitación y seis meses de arresto que había impuesto la Audiencia de Málaga.

El 27 de julio de 1999 se abría un nuevo frente judicial contra Gil, el denominado caso Atlético. En esa fecha, la Audiencia Nacional admitió a trámite una querella de la Fiscalía Anticorrupción en la que se acusaba a Jesús Gil y a otras cinco personas de una estafa a más de 3.100 accionistas del Atlético por valor de 4.000 millones de pesetas. En diciembre de 1999, el instructor del caso, Manuel García Castellón, intervino el Atlético, decretó la destitución de Gil y designó un administrador judicial. Tras esta interminable sucesión de vaivenes judiciales y deportivos, el equipo se precipitó a Segunda, de donde tardó dos temporadas en salir. En abril de 2000, el juez repuso su cargo a Gil y a la antigua directiva, aunque sometida a la vigilancia de dos interventores públicos. La Audiencia dictó sentencia el 14 de febrero de 2003, condenando a Gil a 42 meses de cárcel y a restituir al Atlético sus acciones, que representaban el 95% del capital. El 28 de mayo de ese año, Jesús Gil dejaba la presidencia del club en manos de uno de sus principales colaboradores en el Atlético, Enrique Cerezo.

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