Los Nobel de la paz apelan al compromiso colectivo
Pérez Esquivel reclama "una reforma profunda" de la ONU y el FMI
¿Cómo pasar de las palabras a los hechos? ¿Cómo defenderse de los abusos de los más poderosos? ¿Cómo hacer que se cumpla el derecho humanitario internacional a rajatabla? Los premios Nobel de la paz reunidos ayer en el diálogo La memoria compartida coincidieron en sus críticas a la política internacional unilateralista de Estados Unidos, pidieron una reformulación de la Organización de las Naciones Unidas para convertirla en una herramienta operativa y apelaron a la Unión Europea para que ejerza de contrapeso a la hegemonía estadounidense. Otro mundo es posible si existe un compromiso compartido, concluyeron. La activista indígena Rigoberta Menchú celebró que el juez Baltasar Garzón envíe una comisión rogatoria a su país, Guatemala, para investigar la relación del general Ríos Montt y otros militares con la muerte o desaparición de varios ciudadanos españoles o hijos de españoles durante la dictadura del país latinoamericano.
Adolfo Pérez Esquivel, Rigoberta Menchú y representantes de las organizaciones Médicos sin Fronteras, Unicef, Cruz Roja e International Peace Bureau, todas ellas premios Nobel; el ministro de Cultura de Brasil, Gilberto Gil; Danielle Mitterrand, presidenta de France Libertés, y Federico Mayor Zaragoza, ex secretario general de la Unesco, coincidieron en señalar que la marcha del mundo en el camino de la paz es resultado de esfuerzos colectivos.En la mente de los ponentes y de buena parte de los participantes -unas 400 personas- estaba la reciente guerra de Irak y el ejemplo de la movilización en España tras los atentados del 11-M. "Cuando se aplica el rodillo, la apisonadora parlamentaria, se está desvirtuando la voz del pueblo, y democracia es atender la voz del pueblo. Esto ha pasado en España", afirmó Mayor Zaragoza.
"Venimos al Fórum a buscar aliados. La reflexión sin acción no va a ningún lado. La participación ciudadana es la esperanza de la humanidad". La activista guatemalteca Rigoberta Menchú fue al grano. Sus palabras resumían en cierto modo el espíritu de los ponentes en un diálogo pensado para hablar de la memoria como fundamento de una conciencia crítica. Al final, se habló más de presente, aunque quedó claro que sin la primera la salud democrática del segundo se resiente. Una muestra: la periodista Montse Armengou, autora de diversos documentales para TV-3, como Els nens perduts del franquisme, habló de los déficit de la democracia española con relación a los pactos de la transición, y el ponente de la Constitución Miquel Roca defendió que ahora se puede empezar a recuperar la memoria histórica "porque los fundamentos de la democracia son más sólidos" que hace 30 años.
Se habló, pues, de pasar a la acción. "Hay que armar una agenda común. Todo el mundo puede participar si quiere y nadie puede triunfar solo", continuó Menchú, quien recordó que el activista no es nadie sin el respaldo y el "aliento" de la gente y que a veces se tiene que defender de ataques. Menchú defendió al presidente de Brasil, Luiz Inácio da Silva, Lula, a quien un periodista de The New York Times, Larry Rohter, ha acusado de beber en exceso: "Es el mismo que me llamó mentirosa", afirmó, en referencia a las dudas que Rohter sembró sobre la verdad de la historia de la familia de Menchú durante el genocidio guatemalteco. La activista firmó ayer con la Generalitat un acuerdo de cooperación para el desarrollo de la fundación que lleva su nombre.
Pérez Esquivel, organizador del diálogo, reclamó una reforma "profunda" de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), cuyos objetivos han sido "alterados" de tal modo que se han convertido en organismos "represores de los pueblos" en vez de estar "a su servicio". Apuntó directamente a la actual Administración de Estados Unidos: "Un país que ha sido uno de los principales promotores de los derechos humanos ahora los rechaza". Y reflexionó sobre el contenido de la palabra democracia: "El 15 de febrero de 2003 los pueblos del mundo se pusieron en pie para decir no a la guerra, pero los estados la hicieron. ¿De qué democracia hablamos, entonces?".
El terrorismo -también el de Estado, matizó Pérez Esquivel-, el hambre, las guerras, los abusos del poder económico y mediático... Todas estas son amenazas para el desarrollo humano, recordaron los ponentes del diálogo. Marine Buissonnière, secretaria internacional de Médicos sin Fronteras, defendió la independencia de las organizaciones no gubernamentales, en la que se basa la efectividad de la acción humanitaria, y recordó que a raíz de las guerras de Afganistán e Irak la acción de su organización en determinados puntos se ve amenazada o prohibida.
Béatrice Mégevand, delegada general para Europa y América del Comité Internacional de la Cruz Roja, recordó que esta entidad ha sido "acusada" a veces -cerca está el caso de las torturas en las cárceles de la coalición en Irak- de ser "demasiado silenciosa". "Creo que cada organización tiene su papel y todos son complementarios", indicó. "El nuestro es la proximidad con la víctima. Es cierto que Cruz Roja no habló de las prisiones de Irak, pero también es cierto que nosotros hemos estado salvando vidas allí. Es una decisión dolorosa; pero si no supiéramos que nuestra presencia es útil, no dudaríamos en cambiar".
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