Interior previene del peligro de entrar en la zona de exclusión aérea el día de la boda
Los controles fronterizos comienzan mañana
El vasto plan de seguridad para la boda real, el mayor montado hasta ahora en España, está siendo activado por fases para alcanzar su máxima intensidad entre las seis de la tarde del día 21 y las ocho de la tarde de la jornada nupcial, el 22 de mayo. Durante esas 26 horas, se cerrará el espacio aéreo de Madrid y cualquier aeronave en vuelo visual que no esté identificada, incluidos globos aerostáticos o ultraligeros, corre el peligro de ser derribado. "Que a nadie se le pase por la cabeza volar por la zona de exclusión aérea, porque será sometido a protocolos muy rígidos y se verá en una situación muy comprometida", anunció ayer Antonio Camacho, secretario de Estado para la Seguridad.
Camacho explicó ayer las grandes líneas del plan, mientras el director general de la Policía, Víctor García, ultimaba detalles con los comisarios generales. El secretario de Estado dijo que serán 17.500 los agentes de policía y Guardia Civil que participarán en el despliegue, incluidos más de 3.000 alumnos de policía. A ellos se sumarán 3.000 policías municipales y la Guardia Real.
España restablecerá los controles fronterizos con otros países de Europa entre la medianoche del 15 de mayo y la misma hora del 24. Cualquiera que quiera entrar a España deberá exhibir un documento de identidad. Los autores del plan han extremado los controles para impedir cualquier violación del espacio aéreo de Madrid. Un avión AWACS de vigilancia electrónica controlará los cielos, para avisar, en caso de intrusión, a los F-18 y helicópteros de patrulla. La zona de exclusión, que no afecta a vuelos comerciales identificados, incluye un triángulo que engloba Segovia, Madrid y Toledo. Camacho advirtió que "se neutralizará" a cualquier aparato que viole ese espacio.
La seguridad tendrá que preservar el encanto propio de una boda real y garantizar tanto la seguridad de los 1.400 invitados como de las miles de personas que previsiblemente acudirán a los puntos neurálgicos, las inmediaciones de la Almudena, el palacio real y la basílica de Atocha. "Pero Madrid ni se va a cerrar ni se va a blindar. Sólo se hará lo necesario para garantizar la seguridad de invitados y público", precisó Camacho.
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