Bulgaria detiene y pone en libertad a un sospechoso de las explosiones
Las autoridades búlgaras detuvieron a Tony Rades, apodado El Turco, a quien se investiga por su supuesta relación con el 11-M y, sobre todo, por si tuvo algún tipo de relación con las armas (tres fusiles ametralladores y dos pistolas) que tenía el grupo que se suicidó en Leganés. Rades, definido por las fuentes consultadas como "un radical islámico", fue detenido el 8 de abril, pero su captura fue conocida ayer a través del Servicio Nacional de Investigación búlgaro. Sin embargo, ha sido puesto en libertad. El jefe del servicio de investigación búlgaro, Angel Alexandrov, explicó anoche a Reuters que el sospechoso fue liberado "porque no estaba directamente relacionado con los ataques" del 11-M.
Los investigadores saben que salió de España el 3 de marzo, ocho días antes del ataque, y que es "amigo" de varios de los miembros del comando. España busca a otros cuatro ciudadanos del Este para averiguar su relación con los atentados.
El nombre de Rades y su número de teléfono fueron localizados en los registro domiciliario que efectuó la policía en los días posteriores a los atentados, motivo por el que se requirió a Bulgaria su localización. Las fuentes consultadas aseguran que es un ciudadano búlgaro, de origen turco, y que se dedica a "diferentes tipos de tráficos".
La policía búlgara ha comunicado que durante los interrogatorios confesó que tenía la intención de cometer un atentado en el aeropuerto de Sofia, aunque no ha precisado ni cuándo ni cómo. La policía española trata de conocer cuál fue su grado de implicación en los atentados, si lo tuvo, y si pudo participar en la logística y la intendencia de los crímenes.
El que abandonara España justo cuando el comando estaba deshaciendo sus lazos con su vida habitual para aislarse antes de cometer los atentados, cimenta, a juicio de la policía, el que "algo haya tenido que ver", sin más precisiones.
Los investigadores han sacado a colación, tras difundirse esta detención, la declaración de Suresh Kumar, encargado de una tienda de telefonía móvil donde fueron vendidos y liberados 80 teléfonos móviles, algunos de ellos utilizados en los atentados.
Kumar declaró que el 3 de marzo de 2004 "un individuo español compró tres teléfonos sin liberar" y regresó al día siguiente con otra persona. "Ese segundo día", puede leerse en un informe fechado el 29 de marzo, "eran dos individuos de aspecto occidental, piel blanca, que hablaban entre sí un extraño idioma -dijeron hablar en búlgaro-, que no logró precisar. Ambos individuos están aún sin identificar".
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