Ante el altar del 11-M
El Príncipe y Letizia Ortiz homenajean en Atocha a las víctimas de los atentados
El Príncipe y su prometida, Letizia Ortiz, visitaron ayer la estación de Atocha para rendir homenaje a las víctimas del 11-M. Don Felipe intentó que este acto tuviera un carácter privado -no figuró en su agenda de trabajo-, pero su presencia y la de su novia fueron descubiertas por decenas de personas que se agolparon en el vestíbulo para vitorearles. El heredero, con gesto serio y emocionado, depositó, al cumplirse dos meses de la matanza, un ramo de flores silvestres en el altar improvisado en memoria de la jornada más sangrienta vivida en la capital.
Desde el día de los atentados, don Felipe manifestó su intención de visitar Atocha. La Casa del Rey buscó una fecha en su apretada agenda de estos días. El heredero rindió su particular homenaje a las víctimas, acompañado de su prometida y sólo 11 días antes de contraer matrimonio. La pareja quiere una celebración contenida del enlace en la que no se olvide lo que sucedió el 11 de marzo en Madrid.
El heredero y su novia acuden a un colegio en el que la matanza dejó huérfanos a ocho alumnos
El Príncipe apareció en Atocha llevando un ramo de flores; eran silvestres, de primavera, no el habitual ramo que se prepara para los actos oficiales. Entró en el vestíbulo acompañado de Letizia. Miró los cristales, en los que aún hay mensajes para quienes ya no están, y escuchó la música espiritual improvisada por unas turistas norteamericanas.
La estación se colapsó. A los habituales visitantes de este punto se unieron los curiosos que no querían perderse la ocasión de ver de cerca a los novios. Don Felipe quería una visita discreta, pero no lo logró. Las cámaras de fotos de usar y tirar se acabaron en la estación y en los alrededores. El primer "viva los novios" se oyó antes de que la pareja llegara al improvisado altar.
Don Felipe, ayudado por su novia, se agachó para dejar en el suelo, entre velas, notas y otros recuerdos, su ramo de flores. Cuando lo hizo, tomó de la cintura a Letizia; sus ojos mostraban emoción contenida.
El Príncipe también quiere tener un gesto de recuerdo para las víctimas el día de su boda. Y, probablemente, lo tendrá al paso del cortejo nupcial por Atocha, donde 192 árboles colocados para la ocasión recordarán a los fallecidos en el atentado.
Tras visitar la estación, la pareja acudió al colegio Ciudad de Valencia. Sus 1.400 alumnos se saltaron media mañana de clases. Tenían un buen pretexto: don Felipe y su novia les iban a visitar. Estaba previsto que sólo permanecieran 45 minutos en el centro. Pero los estudiantes, no dudaron en abrir las puertas de sus aulas e invitarles a pasar. Con los más pequeños se sentaron a ver sus dibujos; con los mayores hablaron de su boda.
La tragedia vivida el 11-M en ese centro escolar flotaba en el ambiente, pero todos querían olvidar. En el Ciudad de Valencia estudian ocho chavales que se quedaron huérfanos y tres que perdieron a algún familiar. El Príncipe sabía en qué clases estaban, quiénes eran, pero sólo les besó, no hubo ninguna referencia directa a su particular dolor. Eso sí, el heredero habló con sus profesores y se interesó por la situación tanto familiar como anímica en la que se encuentran los pequeños, que tienen entre 3 y 12 años. Incluso cruzó algunas palabras con los parientes que se han hecho cargo de ellos ante la ausencia de sus padres.
Don Felipe quiso y logró que su presencia en las aulas fuera privada. No hubo cámaras dentro, sólo en el patio. Cuando los novios concluían su visita -al final duró dos horas- sonaba el timbre de la salida de clase. Casi todos los alumnos estaban en la calle. El "viva los novios" no paró de oírse.
Fue el primer día de fiesta en el Ciudad de Valencia en los últimos dos meses.
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