Salir del horror
Nunca deberían haber ido a Irak, pero ante el cambio a una misión ofensiva a que les intentó forzar la errónea política de EE UU, las tropas españolas debían haber salido incluso antes. El general José Enrique de Ayala, adjunto al comandante de la brigada polaco-hispana, advirtió en un informe a principios de abril de que EE UU intentó empujar a las fuerzas españolas a unas acciones ofensivas para las que no estaban legalmente autorizadas, y de que, además, la persecución del líder chií Múqtada al Sáder era una estrategia equivocada.
El "punto de inflexión", según este informe, llegó el 1 de abril, cuando EE UU se lanzó a perseguir a Al Sáder sin consultarlo con las otras fuerzas de la coalición. Las tropas españolas se negaron a capturarle "vivo o muerto", como pidió EE UU, que con su actitud puso en aprieto y peligro al destacamento español. Fue este informe el que decidió a Zapatero y a su Gobierno en ciernes a ordenar la salida inmediata del contigente español. Una salida que puede quedar completada antes de lo previsto con la entrega a EE UU de las instalaciones en Diwaniya entre el 15 y el 17 de mayo.
Por si duda cabía, los horrores de las torturas vienen a ratificar que salir de Irak era la mejor opción moral y la más sensata desde el punto de vista militar para España. Respecto a estas prácticas infrahumanas, todo indica que las fotos y datos publicados hasta ahora parecen ser sólo un adelanto. Las informaciones que salen también de Guantánamo parecen reforzar la idea de que estas prácticas son bastante generalizadas y no únicamente propias de la soldado England y un puñado de sádicos. Las tropas españolas no siguieron nunca estas prácticas vejatorias con los presos que pasaron por sus cuarteles, según ha asegurado el ministro de Defensa, José Bono.
Bush no ha destituido a Rumsfeld por esta conducta, ni éste ha dimitido. Al contrario, el presidente fue ayer al Pentágono para reafirmar su apoyo a su secretario de Defensa. Estos horrores restan toda autoridad moral a EE UU y a la otra potencia ocupante, el Reino Unido, y han hecho pasar al segundo plano del debate la caótica marcha de la guerra. El Gobierno de Aznar en funciones cumplió al pasar a los socialistas el informe de Ayala, pero de sus bocas no ha salido una sola crítica a la absurda guerra de EE UU. ¿Y ahora?
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