El Gobierno británico sólo admite muy pocos casos de abusos a presos iraquíes
El ministro de Defensa, Geoff Hoon, reduce a anécdota las denuncias de la Cruz Roja
Londres intentó ayer redimirse de cualquier pecado afirmando que los abusos a prisioneros iraquíes han sido casos aislados. "Las acciones no autorizadas han sido muy pocas", dijo el ministro de Defensa, Geoff Hoon, en una comparecencia de urgencia en la Cámara de los Comunes. Hoon aseguró que todos los problemas habían sido detectados y corregidos antes de que se recibieran las críticas del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), en febrero, y dio a entender, aunque no lo aseguró al 100%, que las fotografías de abusos a un prisionero publicadas por el Daily Mirror son falsas.
El primer ministro británico, Tony Blair, que ayer aseguró que no habían llegado hasta sus manos las críticas de Cruz Roja, intenta así distanciarse de Estados Unidos, cuyos abusos sobre los presos son manifiestos e innegables. El ministro Hoon no negó ayer que el Reino Unido hubiera cometido también abusos, pero no reconoció ningún caso específico y redujo a la anécdota las críticas del CICR. Según aseguró, esas críticas se referían al caso de Baha Musa -un iraquí que murió estando detenido y que, según los abogados de su familia, falleció debido a las torturas-, y declaró que ese asunto se estaba investigando ya desde mucho antes.
Los otros dos asuntos relevantes que afectan al Reino Unido en ese informe se refieren, según dijo, a la práctica de encapuchar a los detenidos, suprimida desde septiembre del año 2003, y a la denuncia presentada por un detenido que se quejaba de que le habían confiscado su coche. "Se le explicó cómo funciona el sistema de reclamaciones y no hemos vuelto a oír de él", ironizó.
El responsable de Defensa dudó sobre la veracidad de las fotografías publicadas la semana pasada por The Daily Mirror al decir que "hay grandes indicios de que el vehículo donde se tomaron las fotografías no estaba en Irak en el periodo de referencia". Con esas cautas palabras eludió el problema de fondo que denuncia el mencionado diario y dio por sentado que las fotos son falsas sin afirmarlo de manera tajante, confirmando de hecho que los expertos no pueden pronunciarse al 100% sobre su autenticidad.
El diario respondió haciendo pública una nota en la que califica de "maniobra de distracción" el comentario del ministro, pero curiosamente tampoco se pronuncia sobre la falsedad o no de las fotos, y se limita a decir que "seguimos absolutamente convencidos de que esas fotos ilustran de manera adecuada una serie de abusos a detenidos por parte de miembros del Regimiento de la Reina de Lancashire".
Crisis abierta
El titular de Defensa, Geoff Hoon, intentó quitar importancia a las denuncias lanzadas a través del Mirror por el llamado soldado C sobre torturas en ese regimiento. "Las alegaciones centrales del soldado C se refieren una vez más al caso de Baha Musa y ya han sido investigadas", manifestó. "El soldado C no tiene ninguna información que añadir a la que ya teníamos por nuestras propias investigaciones", añadió.
La táctica elegida por el Gobierno de minimizar los casos de torturas entre las tropas británicas pareció funcionar, al menos en el corto plazo. La oposición apenas pareció preocupada por los abusos y puso el acento en su sorpresa por el hecho de que el Gobierno no hubiera conocido hasta hace unos días el informe del CICR, que le fue entregado por el hombre fuerte de Estados Unidos en Irak, Paul Bremer, al entonces representante británico, sir Jeremy Greenstock. Según Hoon, eso se debe a que los problemas denunciados por Cruz Roja ya se habían solucionado y no era necesario que los ministros y viceministros tuvieran conocimiento de la denuncia.
Pero la crisis política desencadenada por los casos de torturas en Irak por parte de las fuerzas de ocupación está muy lejos de haberse cerrado. "Quizás las fotos de aquí sean falsas, pero las de EE UU no lo son", puntualizó ayer Menzies Campbell, número dos del grupo de los liberales-demócratas. "Formamos parte de una coalición y todo lo que daña a la otra parte de la coalición nos daña a nosotros", añadió de inmediato. Era una manera de decir que los abusos sobre los prisioneros iraquíes hacen tanto daño a Tony Blair como al presidente de EE UU, George W. Bush, con independencia de cuál haya sido el comportamiento de los soldados británicos.
Una encuesta publicada ayer por el periódico The Independent aseguraba que el 55% de los británicos cree que los soldados británicos deberían retirarse de Irak tras la devolución de soberanía el 30 de junio próximo, frente a un 28% de encuestados que sigue pensando que deberían permanecer en el país. Se trata de la primera vez que un sondeo otorga la mayoría a quienes se inclinan por el regreso de las tropas británicas.
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