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Reportaje:

El renacimiento del tranvía

La Generalitat conmemora el décimo aniversario del regreso de este modo de transporte público a Valencia

Cristina Vázquez

La primera línea de tranvía que circuló por Valencia empezó a funcionar el 23 de junio de 1876. Los convoyes, de madera y con tracción animal, hacían el trayecto por el interior de la ciudad y luego cubrían el recorrido desde la Plaza de la Aduana hasta el Grao y el Cabanyal. El tranvía fue durante años un modo de transporte sin competencia y se extendió rápidamente por el área metropolitana. En los años 40, su época dorada, este medio de transporte contaba con 130 o 140 millones de pasajeros al año.

El tranvía desapareció definitivamente de las calles de Valencia después de casi un siglo -94 años exactamente- desplazado por los nuevos vehículos a motor. El 20 de junio de 1970 circularon los últimos convoyes, que se sustituyeron por los entonces modernos trolebuses y hasta 24 años más tarde no se han recuperado.

La Generalitat, entonces gobernada por los socialistas, recuperó en la década de los 90 este sistema, que la Administración autonómica del PP no sólo ha mantenido sino ampliado. La Línea 4 se puso en marcha en Valencia el 21 de mayo de 1994, convirtiendo a la ciudad en pionera en la recuperación de este modelo de transporte colectivo. En ella se invirtieron entonces 27,4 millones de euros. La L-4 partía de la Estación de Empalme y acababa en el Grao, con un recorrido de 10 kilómetros y atravesando los barrios de Benicalap, Saidia, Benimaclet y el Marítim. En marzo de 1999 se prolongó desde la parada del Empalme hasta el campus universitario de Burjassot y la sede de Canal 9. Su velocidad comercial está en torno a los 18 kilómetros por hora y ha trasportado en estos 10 años a cerca de 44 millones de pasajeros.

Ayer el consejero de Infraestructuras y Transportes, José Ramón García Antón, inauguró en los talleres de Tarongers de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) -compañía que explota las líneas de metro y tranvía- la exposición Valencia Tranvía, 1874-2004, que permanecerá abierta al público hasta el próximo 5 de junio. Es uno de los actos programados con motivo del décimo aniversario de la vuelta del tranvía a Valencia. En la amplia explanada de Tarongers están expuestas seis piezas de todas las épocas, entre ellas varios coche-remolque y un tranvía de motor eléctrico construido por la empresa Lladró Cuñat y Cía, de Almàssera, en 1915.

En la apertura de la exposición, García Antón manifestó que Europa está asistiendo a un "renacimiento del tranvía" en ciudades de tamaño medio como Manchester, Turín, Zurich o Marsella. El consejero rememoró incluso algunos recuerdos de su infancia relacionadas con el tranvía. "Yo también nací y viví con él. Allí hacías amigos, estudiábamos de camino al colegio o conocíamos a nuestras primeras novias porque entonces lo de ligar no existía", contó García Antón en tono coloquial. "Son los recuerdos del tranvía".

El político describió en pocas palabras las ventajas del tranvía: "Es el transporte más respetuoso con el medio ambiente, consume poca energía, tiene una capacidad de transporte muy importante, es más fácil de instalar [absorbe una quinta parte del presupuesto que exige el metro] y su implantación sirve para mejorar las condiciones urbanísticas de las zonas por las que pasa". La consejería acomete en estos momentos una nueva ampliación de la L-4 hasta la zona residencial de Valterna y proyecta la construcción del tramo norte de la T-2 (Torrefiel-Orriols) y del tramo sur, que acabará en Natzaret. A más largo plazo están previstos el tranvía orbital y el de L'Horta Sud.

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Sobre la firma

Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.

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