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Reportaje:LA SEXTA LIGA

"¡Volveremos con la Copa de la UEFA!"

Cien mil aficionados celebran el sexto título de Liga del Valencia en una fiesta que recorre toda la ciudad

La parafernalia de las grandes celebraciones deportivas aderezó los festejos de la sexta Liga del Valencia. Alrededor de los centros neurálgicos de la ciudad, la Basilica de la Virgen de los Desamparados, la plaza del Ayuntamiento y la Generalitat, decenas de miles de aficionados saludaron, agasajaron y vibraron con los jugadores, que brindaron el título a la fervorosa hinchada. La fiesta, que duró toda la tarde, tuvo su colofón en el estadio de Mestalla alrededor de las 21.30. Pero las calles del centro de Valencia recibieron cientos de entusiasmados seguidores desde las cuatro de la tarde. "Dentro de dos semanas volveremos aquí con la Copa de la UEFA", lanzó el capitán Albelda en el balcón del Ayuntamiento. La fiesta se prolongó por la noche.

Miles de seguidores continúan la fiesta hasta la madrugada al canto de "¡campeones!"
De repente, un murmullo: "¡Llegan andando, llegan andando!". La locura.
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Mestalla se queda pequeño

El sonido de las hélices de los helicópteros sobrevolando el corazón de la ciudad anunciaba la llegada de la comitiva valencianista, plantilla, técnicos y directivos, a la Plaza de la Virgen procedente del aeropuerto de Manises. Primera parada del trayecto. Impaciencia. Una mascletà en la plaza de Manises, traca frente al Palau de la Generalitat... El chirimiri que caía, la gente que abría los paraguas y por allí que no aparecía nadie. Cánticos, ondear de banderas y bufandas.

Eran las 18.45 y unos 3.000 aficionados aguardaban la llegada de los campeones a la Basílica de la Mare de Deu. Frente al Ayuntamiento, congregación de aficionados desde antes de las cinco de la tarde. En la calle Caballeros, miradas de complicidad a los balcones de la calle Serranos. La gente esperaba el autocar descapotable, con los jugadores, grandes protagonistas, saludando entre la algarabía. Como en mayo de 2002. "¡Esa copeta, pa la Geperudeta!". "¡Eres un bocas, Valdano eres un bocas!". Cachondeo.

De repente, un murmullo. "¡Llegan andando, llegan andando!". La locura. Cientos de adolescentes con las cámaras a cuestas, griterío, carreras de aquí para allá. Emoción. "¿Y el autobús?". Encallado en un pilón en la plaza dels Furs. A paso cansino, los jugadores tuvieron que recorrer el trayecto hasta la Basílica, estrechando las manos de los hinchas, sonriendo. Unos más que otros. La cara de Ayala denotaba cansancio; Oliveira reía, no perdía detalle; Cañizares atendía a un periodista de Canal 9... "Aimar es tan bajito que ni siquiera le he visto", afirmaba despagada una aficionada tras el paso de los jugadores. Por delante de ellos, los directivos valencianistas tomaron la cabeza de la comitiva, ufanos.

"Hace dos años iban con más ánimo", comentó un seguidor sobre los jugadores. Junto a Rafa Benítez, Albelda, el capitán de La Pobla Llarga, adorado por la gente, era agasajado por cientos de aficionados. Detrás, Sissoko, Curro Torres, Xisco, un exultante Mista, Angulo con una estrambótica peluca roja de puntas, Marchena con un pañuelo en la cabeza... Mientras, la plaza del Ayuntamiento iba llenándose. La música de Shakira caldeaba el ambiente, los locales cercanos estaban adornados con banderas. La manta al coll tronaba. Unos niños jugaban a imitar a sus héroes con una lata chafada de refresco, y otros aficionados se pintaban la cara con el nombre y los dorsales de sus futbolistas preferidos. Había gente de todas las edades, pero sobre todo adolescentes, que viven la época más gloriosa de la etapa del club.

Mestalla también rebosaba, a las 20.00, cuando los jugadores todavía estaban en el balcón de la Generalitat, segunda parada del trayecto, ofrecía un aspecto festivo. Y las calles adyacentes iban engalanándose. Todo estaba a punto para la explosión de júbilo, para que las gradas del viejo estadio estallaran de alegría una vez más. Y ya van dos en tres años.

Antes el balcón del Ayuntamiento vibró con los futbolistas. La llegada de los valencianistas en autobús desató la locura. Frente al edificio, varios aficionados se habían encaramado a lo alto de seis árboles para no perder detalle desde las alturas. Desde allí corearon el We are the champions que entonó toda la plaza con las bufandas al unísono. "Dentro de dos semanas volveremos aquí con la Copa de la UEFA", sentenció Albelda. Fabio Aurelio, que apenas ha participado en la consecución del título por culpa de las lesiones, se atrevió con el tradicional xe que bo! mientras la afición coreaba su nombre. Y Carboni, inseparable siempre de su peluca naranja de rizos, gritaba campeones, campeones mientras sus compañeros se reían tímidamente de su entonación y una bandera italiana destacaba entre el gentío. Rufete, afónico por las celebraciones, apenas podía articular palabra.

Tras el baño de multitudes, los jugadores firmaron en el libro de honor del Ayuntamiento, como ya hicieron hace dos temporadas. La última parada era el estadio de Mestalla. Hasta allí salió la gente de estampida, corriendo por la calle Barcas. El estadio ya estaba lleno: 52.000 aficionados esperaban a los campeones, que se dieron un baño de multitudes allá por donde pasaban. El delirio.

Unanimidad en los políticos

El título unió ayer a políticos de todos los colores, que dejaron a un lado sus diferencias partidarias para felicitar de forma unánime al Valencia. A mediodía, junto a la alcaldesa de la ciudad, Rita Barberá, y los concejales, también se encontraba en el balcón del Ayuntamiento el presidente de la Generalitat, Francisco Camps. El presidente ya dijo el domingo por la noche en el mismo lugar que "este grupo de jugadores ha conseguido una gesta de primera magnitud" y que el Valencia "se ha convertido en una leyenda del fútbol europeo". Ayer, en la entrevista que Camps y el ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, mantuvieron en el Palau de la Generalitat, ambos políticos se felicitaron.

Glòria Marcos, coordinadora de Esquerra Unida, también acudió al Ayuntamiento, desde donde felicitó al club por el título, que consideró un "triunfo del trabajo, la constancia y la modestia". Para Marcos, "el éxito del Valencia es el del trabajo bien hecho y el esfuerzo de una plantilla que sin tener la proyección mediática de otras ha demostrado que uniendo esfuerzos se pueden conseguir muchas cosas".

El secretario general de los socialistas valencianos, Joan Ignasi Pla, conocido valencianista, se mostró enormemente contento. "Esta Liga sabe mucho mejor que la anterior, que fue una explosión de alegría tras tantos años sin el título. La de este año es la confirmación de un trabajo bien hecho, de un equipo que no tiene galácticos porque todo él es galáctico", dijo Pla. El dirigente presenció el paso del autobús del Valencia desde la puerta del PSPV en la calle de Blanquerías e incluso recogió una camiseta que le arrojó el técnico Rafa Benítez. Como recordaba ayer Pla, ha seguido al equipo desde siempre, pero no fue hasta 1986, en que el conjunto bajó a Segunda, que se volcó con el Valencia. Sí estuvo en 1979 en el Calderón, donde el equipo ganó la Copa del Rey al Madrid. "Valencia y los valencianistas tienen que sentirse satisfechos", concluyó.

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