El papel de Europa en el mundo

El proceso de construcción europea es uno de los fenómenos más significativos y exitosos en el desarrollo de las relaciones internacionales desde 1945. Un acontecimiento universal como el Fórum que aspira a promover valores e ideales de convivencia, paz, resolución de conflictos y diversidad cultural tenía que rendir homenaje y examinar la integración europea, cuyos logros durante los últimos 50 años han permitido a Europa superar un pasado plagado de guerras y divisiones. Hemos creído importante dedicar el primer acto político del Fórum a Europa y lo hemos querido organizar con la voluntad de convocar a una serie de personalidades de relevancia europea para reflexionar sobre el futuro de Europa. Por ello optamos por reunir, por primera vez en la historia, a los galardonados del Premio Carlomagno, que se otorga en reconocimiento al compromiso con el proceso de unificación europea.

El Premio Carlomagno nació con el mismo proceso de integración, en 1950, y fue una iniciativa de la ciudad fronteriza de Aquisgrán, que ha seguido otorgando el premio hasta hoy y que ha ofrecido su colaboración para llevar a buen puerto la iniciativa promovida por el Fórum 2004. El Fórum y la Fundación CIDOB han invitado a los premiados con dicha distinción a reunirse para meditar y discutir sobre la actuación de Europa en el siglo XXI. Se trata de eminentes personalidades procedentes de 10 países europeos, con largas y distinguidas carreras en los mundos de la política, la economía, y la literatura, y que poseen el denominador común de haber contribuido de manera sustancial al proceso de unificación europea.

La reunión se producirá en un momento clave para Europa. El año 2004 marcará, muy probablemente, un punto de inflexión en el proceso de construcción europea. La celebración del diálogo sobre el futuro papel de Europa en el mundo se produce pocos días después del acceso de los 10 nuevos socios a la UE y pocas semanas antes de la previsible aprobación de la primera. Constitución europea y de las primeras elecciones al Parlamento Europeo, que se realizan en una Europa reunificada y donde 12 de sus miembros comparten la misma moneda. La presencia, junto al rey Juan Carlos, de diversos ex jefes de Estado y de Gobierno, así como de los presidentes del Parlamento Europeo y de la Comisión, en una coyuntura cronológica europea tan propicia, será una magnífica ocasión para combinar el homenaje a los hitos logrados por la integración europea con la determinación de nuevos objetivos que permitan a Europa influir más y mejor en el nuevo escenario internacional.

La Europa que inicia su andadura en el siglo XXI puede sentirse satisfecha y orgullosa del camino recorrido desde 1951, cuando Alemania, Francia, Italia y los estados del Benelux decidieron crear la CECA. Aunque no se han cumplido todos los objetivos, el balance es claramente positivo. La UE no sólo constituye el mayor mercado único del mundo, con 450 millones de personas y con una moneda única, el euro, que comparten más de 300 millones, sino que es hoy, más que nunca, un proyecto político, con voluntad de influir en la escena internacional dotándose de una política exterior y de seguridad común. Pero Europa se enfrenta ahora a dos grandes retos, la ampliación y el fortalecimiento de su papel en el mundo. La ampliación de la Unión y la aprobación de la nueva Constitución abren nuevos caminos para el progreso del proyecto, pero también plantean nuevos retos que habrá que afrontar en los próximos años. El diálogo pretende poner a debate los valores que defiende Europa, el papel que tiene que ejercer la UE en la escena internacional para afrontar los retos de la globalización desde el espíritu europeo y los cambios que se deben operar en la gobernanza de Europa. En coherencia, hemos dividido el diálogo en tres partes: el papel de Europa en el mundo, la identidad y los valores de Europa, y el desarrollo institucional.

Europa puede proyectar los valores y las experiencias derivadas de su valiosa trayectoria común de medio siglo para contribuir decisivamente a la superación de los grandes problemas de seguridad, desigualdad y subdesarrollo a los que se enfrentará la comunidad internacional. Europa tiene una gran oportunidad para convertir sus valores de libertad, progreso social y cooperación internacional en motor de cambio. Empieza a existir una conciencia clara de que Europa debe tener una mayor capacidad de decisión en los asuntos mundiales a la vez que debe preocuparse más por su seguridad. Europa puede mejorar su seguridad y la del mundo si incrementa su papel en el orden mundial con el objetivo de fomentar la paz y la prosperidad. Pero antes de poder desempeñar un mayor rol en la escena internacional y de proyectar sus valores, Europa debe redefinir su sistema institucional para hacerlo más eficaz en la toma de decisiones, en un contexto interno y externo cada vez más complejo. Por todo ello, el diálogo El papel de Europa en el mundo impulsará una declaración de apoyo al desarrollo del proyecto europeo que le permita hacer frente a los nuevos retos. Barcelona quiere contribuir así al nuevo impulso que Europa necesita y que ya ha empezado a recibir, también, gracias al cambio de gobierno en España, que provocará sin duda un fortalecimiento del proceso de integración.

Narcís Serra es presidente de la Fundación CIDOB y director del diálogo.