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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La guerra y la tortura

Ha causado sorpresa, indignación y espanto la posibilidad de que algunos presos iraquíes hayan sido torturados. Y es muy saludable que nos indigne y espante, pues hay pocos crímenes tan horrendos como el de ensañarse de forma tan salvaje y degradante con el indefenso. Obliga a reflexionar (¡de nuevo y pese a las enseñanzas de la historia!) sobre la capacidad del ser humano de perder el control y de emborracharse con la violencia. La ira, la violencia o los impulsos sexuales son sentimientos difíciles de controlar y ya se ha demostrado que se localizan en un área específica del cerebro. ¿Qué papel juega la educación y la situación ambiental en todo esto? Son meras reflexiones. Pero lo que no entiendo es que estos hechos hayan podido sorprender a alguien.

Está demostrado que una vez que se entra en la dinámica de violencia-guerra se pierden todos los frenos. Incluso las personas más cabales. Y aún entiendo mucho menos que algunos de los sorprendidos sean los que defendieron con ahínco la "necesidad" de la guerra. O que algunos que no la apoyaron sean capaces de hacerlo en otras circunstancias según de qué países o intereses se trate. Porque "guerra" siempre ha significado muerte, desolación, odio, hambre, pobreza, fuego, tortura, venganza. Y siempre será así. Si hay un problema, por terrible que sea, habrá que utilizar la inteligencia para buscar sin desmayo las posibles soluciones aunque nos parezca que no hay otras opciones.

La guerra nunca puede ser la solución, porque es un problema en sí. Es nuestro peor invento y siempre es un fracaso. Lo sabe bien la historia. Lo saben bien los que han vivido alguna y ni se imaginan lo que es aquellos que nunca la han sufrido. Incluso la Segunda Guerra Mundial pudo no haber sucedido si desde varios años antes se hubiera previsto y evitado con muchos otros medios el auge del demonio nazi, ya que era evidente lo que estaba pasando. Pero no se hizo nada.

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