"La educación es la puerta a los demás derechos"
Desde la independencia que le da su puesto, no remunerado, de relatora especial de la ONU para el derecho a la educación, Katarina Tomasevski (Zagreb, 1953) se muestra muy crítica con los gobiernos e instituciones internacionales que no dan a la escuela el papel que le corresponde. La publicación de su último libro, El asalto a la educación (Editorial Intermon-Oxfam), en el que hace un repaso a los diferentes problemas y amenazas que atraviesa la educación en el mundo, llevó a Tomasevski a Madrid a finales de abril.
Pregunta. En su libro dedica usted "antiagradecimientos" a la ONU.
Respuesta. Sí, porque no está defendiendo el derecho de los niños a la educación. Especialmente la Comisión de Derechos Humanos, que se guía por la doctrina del consenso global. Eso da como resultado unos textos vinculantes de mínimos para que sean aceptables por todos los países.
"Hay sistemas educativos que son peores que la ausencia de escolarización"
P. El derecho a la educación, según afirma usted, tiene un "efecto multiplicador".
R. Así es. Quiero decir que la educación es la puerta de entrada para todos los demás derechos humanos. Cuando hay educación, es más fácil ejercer y conquistar el derecho al trabajo, al sufragio, etcétera. La educación es la solución de fondo a la mayoría de los problemas que vive el mundo, tanto en Europa y Estados Unidos como en los países pobres.
R. Depende de la región del mundo. Los años ochenta fueron una década perdida para la educación en África. En los noventa, el retroceso se ha notado sobre todo en los países del este de Europa y de Asia Central. No hay una línea creciente en el mundo, estamos lejos de los niveles de los años sesenta.
P. Respecto a África, usted en el libro pone a Uganda como un ejemplo a seguir.
R. Uganda es un país pobre que en cuanto ha sido aliviado en su deuda externa ha invertido fondos en garantizar la educación primaria gratuita para todos los niños. Con estas medidas, tomadas personalmente por el presidente Ioweri Museveni, se ha pasado de dos a cinco millones de niños escolarizados. Es un modelo para los países pobres.
P. ¿Qué papel ha jugado aquí el Banco Mundial?
R. Uno desastroso. Obliga a los Estados pobres a introducir tasas académicas. Lo hizo en Malawi, y casi acaba con el sistema educativo del país. En cuanto fueron levantadas las medidas del Banco Mundial, la alfabetización ha despegado allí. El Banco Mundial no habla de derecho, sino de acceso a la educación. Pretende introducir las leyes del mercado en un derecho fundamental, y tengo que decir que algo parecido les pasa a algunos de mis colegas en la ONU.
P. ¿Por qué el llamado primer mundo no se moviliza por el derecho a la educación como lo hace, por ejemplo, por el medio ambiente?
R. Quizá porque no existe ninguna organización especializada en educación. No hay líderes, ni campañas que informen a la sociedad civil de lo que está pasando en el mundo.
P. Usted se muestra suspicaz con el concepto de escolarización, y afirma que lo esencial es la educación.
R. La educación no sólo se recibe en la escuela. La escolarización en muchos países no democráticos sólo es sinónimo de adoctrinamiento político.
P. ¿Significa eso que cualquier escolarización, aun con adoctrinamiento político, no tiene por qué ser necesariamente mejor que ninguna escolarización?
R. En realidad hay sistemas educativos que son peores que la ausencia de escolarización. Tres ex ministros de Ruanda están procesados ante el Tribunal Penal Internacional por incitar a los escolares hace 10 años al genocidio. En China, por ejemplo, la educación pública sigue siendo maoísta-leninista. En algunas comunidades indígenas en Latinoamérica la educación oficial es vista como un genocidio cultural.
P. Es partidaria entonces de un concepto de educación más amplio.
R. Sí. Una educación que explique a los niños que todos somos diferentes. Con experiencias, culturas e idiomas diversos.
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