_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Merengada

Señora Esperanza Aguirre, señor Ruiz-Gallardón, señor Zapatero, señora patria nuestra y de todos los españoles: no les vamos a adjudicar a ustedes el marasmo que atañe al Real Madrid, dicho sea con ese esquivo cabreo que se te cuela en el alma si vas por la vida de merengue en estos precisos momentos. Pero no queda otro remedio que admitir que el Bernabéu desvaría y está a punto de entrar en el club de los perdedores triples, costumbre ajena a su trayectoria y a su talante (escribo este alegato minutos antes de comenzar el Madrid-Mallorca). Para más ignominia, de nosotros se burlan interlocutores soeces y malhablados cuando llegamos al trabajo, al bar, a la tertulia; y los colchoneros del barrio nos hacen pedorretas a instancias de malvadas consignas; y los perros, amaestrados al efecto, nos ladran por la calle. Si además eres de izquierdas, te insulta con fluidez e ignorancia cualquier indocumentado.

Se acerca un malcarado y te escupe: "Sigue votando a Zapatero y el Madrid irá a Segunda División". Oh, cielos, qué tormento. Se aproxima un desvariado y deja caer: "Sin Aznar, el Madrid se esfuma, de igual modo que ocurría cuando Franco no os daba una palmadita con la mano incorrupta de Santa Teresa". Malos tiempos para la lírica y para los galácticos. Si uno fuera un bendito aprendería a partir piernas, pero los médicos aconsejan no alterarte ni mezclarte con forajidos. Si no fuera por eso de "caballero del honor" y por la cortesía blanca, más de uno se iba a enterar de algo, aunque no sé exactamente de qué.

El Príncipe de Asturias es colchonero, el presidente del Gobierno español es blaugrana (con aditamentos maragatos). Lo llevamos claro los merengues. Se impone un consenso para que muchos sectores sociales no se sientan orillados. No nos sirve sólo que Nacho Cano, autor del neo-himno del Madrid, también haya compuesto, por encargo de Gallardón, una sinfonía para la boda real. Al Madrid le hace falta una dosis de leche merengada ofrecida por una vaca bien salada. Por cierto, ¿qué se hizo de la leche merengada?

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_