_
_
_
_
Crónica:FÚTBOL | 36ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Barça desfallece en la recta final

Un desmotivado conjunto azulgrana cae ante un Celta correoso que vuelve a creer en la salvación

Al Barcelona la Liga se le ha hecho demasiado corta y la remontada excesivamente larga. Diecisiete partidos después de su último fracaso saboreó de nuevo el amargo gusto de la derrota, en un desfallecimiento colectivo con el que mucho tuvo que ver el Celta, que jugó como si le hubiera visto la cara al diablo. Fue para los de casa un partido a la antigua usanza, trémulo y desbordante. Al fin y al cabo todo se redujo a una cuestión de objetivos: al Celta se le va la vida misma, en forma de descenso, y parecen los azulgrana hechos a la idea de que su lucha es como la adoración a un dios menor; el prurito de desplazar al Madrid de la cómoda segunda plaza. Comparadas las intensidades, el Celta se llevó el partido de calle, porque durante larguísimos minutos se borró el Barça como si de una pachanga se tratara. Nadie como Ronaldinho, la cara del nuevo Barça, ilustró el paréntesis de los de Rijkaard: se fue de Balaídos sin dar señales de vida, con una tarjeta, errores de bulto y la sensación de que tampoco él estuvo en Vigo.

CELTA 1 - BARCELONA 0

Celta: Cavallero; Velasco, Cáceres, Méndez, Juanfran; Oubiña (José Ignacio, m. 75), Luccin, Giovanella; Mostovoi (Gustavo López, m. 87); Edu y Milosevic (Ilic, m. 66).

Barcelona: Valdés; Reiziger (Kluivert, m. 65), Márquez, Oleguer,Van Bronckhorst; Xavi (Luis Enrique, m. 81), Cocu, Davids; Iniesta (Gabri, m. 46), Saviola y Ronaldinho.

Gol: 1-0. M. 42. Velasco centra y Mostovoi toca de espaldas para Edu, que remata con la zurda.

Árbitro: Undiano Mallenco. Mostró la tarjeta amarilla a Luccin, Juanfran, Ronaldinho y Gabri, que no podrá jugar contra el Racing.

Balaídos: buena entrada. Víctor Valdés paró un penalti a Luccin (m. 68).

Ronaldinho se fue de Balaídos sin dar señales de vida, con una tarjeta y errores de bulto
Más información
El sueldo de Ronaldinho

Eso que suelen decir los entrenadores sobre arrebatarle la pelota al rival lo cumplió el Celta al milímetro. Argumentan los técnicos que no hay mejor forma de defender a equipos como el Barça o a futbolistas como Ronaldinho que evitar que tenga el balón, y el brasileño tardó ayer veinte minutos en intentar entrar en el área y otros tantos en disparar a puerta. Era el segundo disparo visitante del partido, iban 44 minutos y el Celta ya se había adelantado en el marcador. No era ajeno Ronaldinho al mal que bloqueaba a su equipo, sorprendido por el orgullo de un Celta rebelado contra su destino. El conjunto gallego persiguió la pelota hasta el área pequeña, y obligó a su acomodado rival a deshacerse de ella de mala manera. Utilizó más los pies Valdés que Saviola, Ronaldinho o Iniesta. Sin la pelota se sintió el Barcelona desnudo, sin pasillos que condujesen a Cavallero, como cansado por venir remando contra corriente desde tan lejos a través de un campeonato hostil.

Rijkaard le hizo un sitio a Márquez en la defensa para confiar la conducción del equipo a Cocu, que no se encontró cómodo en la piel de protagonista, asfixiado por el maratón del centro del campo céltico. Tropezó el Barça con un clon táctico del que viene tirando el entrenador holandés, con dos interiores en el papel de volantes para ocupar las bandas, lo que obligó a Edu y Milosevic a multiplicarse por todo el frente del ataque. Fueron las únicas noticias de la primera mitad, que el Barcelona vivió con aire despistado ante el desenfreno local. El compromiso con el partido era del Celta, muy bien sustentado por Giovanella, Luccin y el joven Oubiña, un futbolista que no desaprovecha sus oportunidades para consolidarse en el primer equipo.

Más que Ronaldinho o Saviola, el enemigo del Celta fue su falta de pegada, una cuestión que resolvió cuando el partido enfilaba el descanso. Le venía pasando como hace siete días en el Calderón: disparó Cáceres por encima del larguero, Edu intentó aprovechar algún error de Valdés, Giovanella lanzó sin potencia... Por falta de gol se le han ido demasiados puntos al conjunto gallego esta temporada, pero cuando iban 42 minutos puso Edu el partido donde le convenía a su equipo. Ocurrió en una perfecta dejada de Mostovoi, la única referencia que dejó el ruso en la primera mitad, que el brasileño incrustó en la red de un fuerte disparo con la izquierda, su pierna mala.

El enfermo dio muestras de rehabilitación tras el descanso. Rijkaard sustituyó al inédito Iniesta por Gabri, que abrió el campo por la derecha como Van Bronckhorst lo hizo por la izquierda, liberado de compromisos defensivos. Fue una declaración de intenciones, lo que alumbró una segunda mitad completamente distinta. El Barcelona consiguió al fin meterse en el campo del Celta, y añadió pólvora con el relevo de Reiziger por Kluivert. El Celta aceptó la propuesta y se sintió cómodo en su nuevo papel, para encomendarse a contraataques peligrosos que impidieron al Barcelona retirar el ojo del retrovisor. En uno de ellos, Edu condujo la pelota desde la divisoria hasta el área azulgrana, donde fue agarrado por Oleguer. A Luccin le detuvo el penalti Valdés, el único protagonista azulgrana, lo que obligó al Celta a vivir el tramo final con el corazón en un puño hasta el último segundo. Resolvieron los célticos la papeleta, y le dieron al Valencia la última palabra en una Liga en la que el Barça ya no tiene nada que decir.

Luccin entra en falta a Davids.
Luccin entra en falta a Davids.ASSOCIATED PRESS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_