Un instituto golpeado por el drama
Alba, la joven que murió degollada el miércoles, y Pili, que fue apuñalada el jueves, asistían al mismo centro educativo
El instituto de secundaria Calderón de la Barca, de Carabanchel, estaba ayer de luto. Dos de sus alumnas de primero de bachillerato han sido víctimas de sendos crímenes en menos de 24 horas. Alba M. L., de 17 años, fallecía degollada el miércoles en el parque de Pradolongo de Usera, en manos de un supuesto demente al que desconocía. María del Pilar L. M., de 18 años, está hospitalizada en el hospital Doce de Octubre después de que su ex novio le asestara cuatro puñaladas cuando la joven regresaba a casa para almorzar, en la tarde del jueves.
En el centro están conmocionados. El jueves se suspendieron las clases a media mañana. Ayer, no se impartieron. "Estamos de luto por la pérdida de Alba. Era una chica muy menudita... Sólo de hablar de ella se me saltan las lágrimas", asegura uno de sus profesores, que había podido compartir con la familia algunos momentos previos a la incineración de la joven, ayer por la tarde. "Y el jueves, lo de Pili, que vino a pedir ayuda aquí", continua el docente.
Los compañeros de las dos víctimas están consternados y reclaman justicia
Pili, como conocían todos a María del Pilar, salió del instituto a las 14.30. Aunque las clases estaban cortadas desde las 11.15, la joven no se marchó del centro hasta la hora de almorzar. En la puerta de su casa, frente al número 23 de la calle de Antonio Leyva, la esperaba Rafael L. M., su antiguo novio, con el que había roto hace algún tiempo, según confirmaron sus amigas. El joven, dominicano de 21 años y residente en el distrito de Tetuán, le asestó cuatro puñaladas en cuello y espalda, después de protagonizar una escena de celos.
"Apareció corriendo y gritando Fernando, el nombre del vigilante de seguridad del instituto", recuerda una chica. La diligencia con la que obró Pili al dirigirse hacia su centro escolar, cuando comprobó que su madre no estaba en casa, pudo resultar crucial para salvarle la vida. "Ya estaban cerrando la puerta de fuera cuando llegó. La tumbamos en los sillones que hay junto a los despachos de dirección, le dimos los primeros auxilios porque sangraba mucho y llamamos al Samur", recuerda uno de los profesores que la atendieron.
Quien desconozca la tragedia que ha sacudido al centro, sólo necesita acceder por las escaleras de entrada. En la puerta de hierro, dos carteles escritos a mano sobre cuartillas expresan la conmoción de los alumnos: "Alba: siempre estarás en nuestros corazones. Ahora sólo queremos justicia". Otro está dedicado a Pili. "Pili: estamos contigo. Regresa pronto. Queremos justicia". En el vestíbulo, un altar de cirios blancos y rojos y tres ramos de flores, presididos por una fotografía de Alba rodeada de lazos negros, mantienen entre los estudiantes el dolor por la pérdida de Alba. "Era de lo más pacífico y calmado que he conocido. Muy maja, de verdad, siempre con la sonrisa en la boca", dice Ana, amiga de la víctima, y su profesor, que añade su voluntad de mediadora ante cualquier discusión que se pudiera producir, además de su dulzura.
Jana y Ana conocieron a Pili en el viaje de fin de estudios a Italia. Pili era nueva en el Calderón y en ese periplo estrecharon lazos. "Es muy simpática. Si te ve, te llama la atención para contarte cosas. Es una pena que le hayan hecho esto". De aquellos momentos en Italia recuerdan, sobre todo, las noches de fiesta en las habitaciones de los hoteles: "¡Montábamos cada una...!", sonríe Jana: "Esperamos que se ponga pronto bien y que dentro de nada esté aquí con todos nosotros".
El instituto Calderón de la Barca, donde acuden a diario a clase 560 alumnos, el 30% de ellos inmigrantes, es un centro "como cualquiera y para nada violento", según especifica una profesora. "Aquí no tenemos problemas que sean diferentes a los cotidianos de cualquier instituto. No es para nada un centro marginal o donde los alumnos corran peligro. Esto son hechos puntuales, que para nada están relacionados con el centro", puntualiza la docente, preocupada por la imagen que puedan ocasionar estos sucesos en los padres de los alumnos que ingresarán el próximo año escolar. "Han dicho que aquí tenemos problemas de convivencia", afirma Jana, "pero nada más lejos de la realidad. Nunca hay broncas, ni navajas, ni nada", recalca la estudiante.
El Calderón no ha tenido tiempo de recuperarse del golpe de Alba cuando ha sucedido la agresión a Pili. "Nos ha afectado mucho. Ahora tenemos miedo, hay mucho loco suelto que luego sale a la calle y puede volver a hacer lo mismo", apunta una estudiante.
Los agresores de las dos chicas están ya detenidos. El presunto homicida de Alba, Gabriel P. G., de 33 años, un supuesto enfermo mental que no tenía relación alguna con la joven, se produjo horas después del crimen, cuando acudió a un centro de salud para que le curasen unas heridas. Por su parte, el ex novio de Pili fue detenido el jueves en su casa, después de que la joven facilitara su identidad.
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