Desconfianza en aumento
Los inversores se han puesto en lo peor respecto de los plazos para que la Reserva Federal de Estados Unidos efectúe un primer ajuste monetario al alza, tras conocer el nuevo repunte del empleo en abril, otro dato que ha tenido el efecto de sentir más próxima una decisión que no gusta nada en los mercados.
La situación de las bolsas se ha vuelto muy confusa en las últimas sesiones, y sobre todo en Europa, en donde los inversores habían descontado la recuperación de la economía, pero sin contar con problemas añadidos, como el previsible incremento de la inflación. Crecer con algo de inflación puede ser llevadero para los mercados, pero la situación de la economía europea parece ser bien distinta, como demuestra el descenso de la producción industrial en Alemania en marzo.
El BCE ha decidido prestar más atención a las tensiones inflacionistas que puede traer la subida del precio de las materias primas, lo que elimina cualquier posibilidad de un ajuste a la baja en el precio del dinero para apoyar el débil crecimiento económico. La respuesta de las bolsas fue, en consecuencia, negativa, destacando la caída del 1,14% que sufrió el índice Ibex 35 del mercado español.
La Bolsa española volvió a ser ayer una de las más castigadas por la inversión, en parte por la tradición inflacionista que hace a esta economía más vulnerable y, también, porque el ambiente no es el más adecuado para mantener posiciones, con algunos banqueros en los juzgados y cierta crispación política que no gustan a los inversores.
El Ibex 35 llegó a tocar el nivel de los 8.000 puntos, aunque los altibajos de Wall Street dejaron un pequeño margen que le llevó a cerrar en 8.027. En el conjunto de la semana este índice pierde el 1,02%.
La contratación en el Mercado Continuo descendió en más de 1.000 millones de euros, hasta quedar en 4.361,60 millones de euros, de los que la inversión institucional aportó más de 2.000 millones.
La Bolsa de Nueva York cerró por debajo del nivel de los 10.200 puntos tras perder el 1,21%.
